EN LA GOYESCA DE RONDA

Sesenta años de la alternativa de un genio: Rafael de Paula

Redacción APLAUSOS
miércoles 09 de septiembre de 2020
El jerezano contó con un padrino y un testigo de excepción: el madrileño Julio Aparicio y el rondeño Antonio Ordóñez; los tres triunfaron ante una buena corrida de Atanasio

Este miércoles, 9 de septiembre, se cumplen sesenta años desde que tomara la alternativa en la tradicional Goyesca de Ronda todo un artista, Rafael de Paula. El gitano de Jerez fue apadrinado por Julio Aparicio y contó con Antonio Ordóñez como testigo de la ceremonia. Se lidió un buen encierro de Atanasio Fernández y los tres toreros salieron a hombros.

La terna salió ataviada al coso rondeño con vestidos blancos y bordados en negro. El lleno era total. Y el éxito de los toreros, también. “La flor y nata de la afición jerezana habíase desplazado a Ronda para ser testigo del doctorado de Rafael de Paula; torero, gitano y de Jerez”, inicia la crónica de El Ruedo Manolo Liaño, quien, sobre Paula, escribe: “Lleva dentro un arte exquisito y en Ronda hizo gala de él. Tiene olor, color y sabor cuanto hace Paula en tarde inspirada”, y prosigue: “Con el capote hizo primores al torear a la verónica clásica al que abrió plaza y al sexto. La faena de muleta al de la alternativa fue extraordinaria. Derechazos impecables y naturales soberbios que engarza con pases de pecho, largos y hondos. Entra a matar y, por un extraño del toro -de pelo castaño y herrado con el número 10-, la estocada queda algo baja. No importa mucho porque la faena fue excelente. A las manos de Paula va una oreja”.

Sobre su labor ante el sexto, al que también arrancó un trofeo, señala: “Estuvo igual de torero y más valiente aún, si cabe. En la faena a este toro hay pases de todas las marcas. Desde los ayudados por bajo iniciales a los de la firma, trincherazos y kikirikíes, sin olvidar los naturales y en redondo. Dos pinchazos, media y descabello. Una oreja y vuelta a la redonda”.

No se quedaron atrás padrino y testigo del doctorado. Aparicio paseó el rabo de su segundo y Ordóñez, que mató tres toros -uno de ellos de regalo-, obtuvo seis orejas, tres rabos y una pata. Casi nada…

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