La Revolera

Otro escándalo presidencial

Paco Mora
lunes 24 de octubre de 2011

Lo del presidente de la Plaza de Las Ventas de Madrid clama al cielo. No se puede tener menos sensibilidad y mayor despego a lo que significa el triunfo en Madrid…

No es una campaña. Es un grito en el desierto de nuestra atacada por todos los flancos Fiesta Brava. Como no tenemos bastante con los esfuerzos concatenados de los enemigos de todo lo que huela a español, nos crecen los enanos por dentro. Que eso es lo que más daño le hace al toreo. Los ataques que le vienen desde sus propias entrañas. Lo del presidente de la Plaza de Las Ventas de Madrid clama al cielo. No se puede tener menos sensibilidad y mayor despego a lo que significa el triunfo en Madrid de un torero, que el “usía” que presidió la corrida del miércoles día 12 de octubre, festividad de la Virgen del Pilar, con el torero mexicano Fermín Espínola. Hacía mucho tiempo que no se había visto torear en la primera plaza del mundo como lo hizo el manito. Encajados los riñones, desmadejada la figura, abandonado en cuerpo y alma a los dictados del arte, Espínola regaló la gloria del toreo auténtico y sin mácula al público que acudió a la plaza de la Calle de Alcalá y a los miles y miles de espectadores de las televisiones que transmitieron el acontecimiento en directo. Y mató a la primera. Faena pura, completa, sin concesiones de ninguna clase, suficiente para elevar a un torero a la cumbre de su profesión. Sólo un hombre, sonriendo bajo su poblado bigote, hizo caso omiso de tanta belleza y naturalidad torera y le negó al artífice del milagro el trofeo que merecía a juicio de quienes fueron testigos de una u otra manera.

Once años había esperado Fermín Espínola para presentarse en Madrid –injusticias del mundo del toreo- y cuando tocaba el cielo con las manos, un hombre, uno sólo, mientras Madrid vibraba, miró para otro lado despreocupándose de lo que ocurría en el ruedo, de tal manera que hasta el asesor le tuvo que llamar la atención para que correspondiera al saludo del artista erguido en la arena frente al palco de los despropósitos. Bendito 20-N si, entre otras cosas, se lleva por delante a estos dictadorzuelos de autoritas descremallerada. Las actitudes dañinas para la Fiesta van camino de convertirse en una plaga. ¡Váyanse ustedes de una vez! ¿No ven que ese no es su sitio? ¿O esperan que los echen con humo como a los moros de Lorca?

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