Desde el palco

Renqueante y sin acometividad

Rafael Comino Delgado
miércoles 23 de noviembre de 2011

En excelente artículo publicado en Aplausos el 7-XI-11, bajo el título de “La evolución natural del Torero”, Paco Mora dice “Si el toro sale del caballo renqueante y sin acometividad, todo lo que haga el torero será una parodia…

En excelente artículo publicado en Aplausos el 7-XI-11, bajo el título de “La evolución natural del Torero”, Paco Mora dice “Si el toro sale del caballo renqueante y sin acometividad, todo lo que haga el torero será una parodia de lo que debe ser el Arte de Torear”, lo cual es una verdad incuestionable, que me da pie a hacer algunas reflexiones.

Si ello ocurriera muy de tarde en tarde sería inevitable y admisible porque son tantos los factores que condicionan la casta, la raza y el comportamiento del toro en la plaza que por muy buen ganadero que se sea es imposible que los controle todos, ahora bien tampoco nos engañemos porque el ganadero sabe, o debe saber, lo que tiene, y en un 60-70% creo que puede predecir dicho comportamiento. El problema es que la situación descrita por Paco Mora la vemos demasiadas veces (especialmente en plazas de segunda y tercera) que son las que oímos decir al torero, “el toro se acabó enseguida, no transmitía nada, así no se puede”. Pero el asunto es más grave aún porque también en demasiadas ocasiones no es que el toro salga del caballo renqueante y sin acometividad, es que así estaba antes de entrar al caballo, y oímos decir al torero, “mira que lo hemos cuidado, que no le hemos pegado, prácticamente no se le ha picado, pero es que no tenía nada, era noble pero no podía”. Esta realidad que describimos hunde la Fiesta porque el Toreo es EMOCIÓN y un toro renqueante y sin acometividad transmite todo lo contrario a emoción. Creo que es urgente remediar este problema y en ello estamos implicados todos, los aficionados y la autoridad no tolerando tal espectáculo, los ganaderos llevando toros sanos con casta y raza, los empresarios pagándolos y los toreros exigiéndolos. Si no le ponemos remedio estamos empujando la Fiesta hacia un abismo de difícil retorno, y más en estos tiempos. Salvo que se sea un aficionado excepcional, cuando se ven varias corridas con toros renqueantes y sin acometividad lo normal es no ir a las próximas, y el que va por vez primera y ve una de estas corridas, pueden asegurar que no volverá más a una plaza.

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