Tres de las nueve Corridas Generales de Bilbao se vendieron o van a venderse este año en la fórmula del “mano a mano”. Una proporción desmesurada: el 33 por ciento del abono. Solo en programaciones del sello o la invención de Simón Casas se ha llegado a tales porcentajes. Sea en Nimes, sea en Valencia. A medio camino entre la imaginación, la provocación y la economía de guerra.
Desorbitada y probablemente forzosa, la proporción es, al cabo, el índice matemático de la crisis del negocio en España. El negocio taurino y el no taurino. Una reducción del 30 por ciento. El treinta por ciento es el torero que no está. Ni está ni se le espera porque en un mano a mano torean dos y no tres. Las matemáticas no mienten. Puede que la caída de espectadores, a uno y otro lado de los Pirineos, se ponga en 2013 en ese promedio del 30 por ciento también. Se toca, por tanto, fondo.