La cosecha de alternativas de 2007 fue formidable. Treinta y cuatro nuevos matadores de toros. La cantidad, no tanto la calidad. Un presente fugaz -la tarde de la alternativa- y un futuro dudosísimo, pero concediendo al futuro tan solo el llamado beneficio de la duda. Y en la mayoría de los casos, ni eso. La crisis larvada en 2007 empezó a crecer como bola de nieve en el curso siguiente. Y hasta hoy.
De aquellas casi tres docenas de espadas recién armados solo dos de ellos van a torear siete años después en los abonos de Sevilla y Madrid. Daniel Luque, que ya se estrenó en la Maestranza el Domingo de Resurrección con la corrida de Miura y en un insólito mano a mano con Manuel Escribano, y Joselito Adame, que para sorpresa de no pocos va a ser esta vez torero base de los dos abonos. No el único.