La ley taurina de Pamplona es muy sencilla: el encierro tienen que correrlo por lo menos cinco toros. De modo que, si un ganadero no cumple con esa premisa, se puede dar por castigado. El peso de la ley: un año, dos o tres sin lidiar en Pamplona en el caso de una ganadería tradicional en la Feria del Toro. Si no es ganadero tradicional, la solución es drástica: presentación y despedida.
Torrestrella se quedó no hace tanto tiempo en la cota de los cuatro toros y la Casa de Misericordia -vulgo la Meca, que es un anagrama- tuvo en el ostracismo al ganadero otros cuatro años. La ley es igual para todos. No hay ganaderos aforados. Ni siquiera los herederos de don Álvaro Domecq, que fue una suerte de patriarca de la Feria.