La semana taurina estuvo dedicada a Morante. A celebrar el triunfo del sevillano en la México, una de esas faenas que se acomodan directamente en la leyenda. Pieza obligada para las videotecas. Fue una danza de perfecta compenetración entre el hombre y el toro, un compendio de inspiración, de toreo alado, creativo, con mucha originalidad, con la gracia que siempre acompañó a la escuela sevillana y un fundamento técnico exacto. Recia, de mucha reunión en lo fundamental y graciosa en los remates y demás adornos de tal forma que rompió la división del gran Pepe Alameda que aseguraba que el toreo era apasionada entrega o graciosa huida, pues en este caso se reunieron los dos conceptos, se apasionó y huyó, pero de qué manera tan bonita. Todo aliñado de las imperfecciones obligadas en las obras de arte que las distingue de los productos de ingeniería.
Lea AQUÍ el artículo completo en su Revista APLAUSOS Nº 2047
Lea AQUÍ el artículo completo en su Revista APLAUSOS Nº 2047 para iPad
Lea AQUÍ el artículo completo en su Revista APLAUSOS Nº 2047 para Android