FERIA DE SAN ISIDRO

Un gran Fortes y un impresentable presidente en Las Ventas

El usía fue abroncado tras no conceder una oreja de ley para premiar la gran dimensión del malagueño en Madrid
Gonzalo I. Bienvenida
viernes 11 de mayo de 2018

Fotos: JAVIER ARROYO

Fortes mostró su dimensión en el cierre de una tarde plana hasta su actuación. El sexto era otro pavo. Este descarado, largo, alto pero con cuello. Cuando se quedaba montado asustaba pero el embroque descolgaba con calidad. Tanto se montaba que en el saludo de capa perdía el objeto entre capotazo y capotazo frenándose. Empujó con todo en un largo puyazo que le propinó Francisco de Borja. Del segundo encuentro con el peto lo quitó de forma torera: primero corriéndole para atrás, después por tafalleras enganchando muy adelante y una media extraordinaria. Carretero apretó los dientes en banderillas. Sin ningún tipo de crispación Fortes inició la faena de muleta. Esa actitud desmadejada llegó rápido a los tendidos. El toro humillaba con nobleza, aguantó dos tandas la verdad de Fortes. Un duro volteretón al inicio de una de las tandas provocó que los que no habían entrado en la faena se dieran cuenta del mérito del malagueño. Cabal la colocación, templada siempre la muleta, natural la compostura. Se sucedieron así varios muletazos rotos que ligó sutilmente con el de pecho. La estocada fue cumbre. La plaza se llenó de pañuelos pero el impresentable José Magán decidió mangarle la oreja ganada a ley. Antes, con el tercero ya se sentía el runrún con el que llegó Fortes tras su actuación del Domingo de Ramos. El amplio tercero era aparatoso de pitones. Fortes lo paró sereno, primero trató de torearlo y al no poder, lo recogió con profesionalidad. Imagen renovada. El toro mantuvo siempre la cara en una cómoda media altura. Fortes empezó toreando desde el principio, embistió redondeando mucho. Dibujando una espiral en torno al torero. Cada vez más en redondo, cada vez se quedaba más por debajo pero sin maldad. De nuevo molestó el aire. Al natural, no hubo entendimiento aunque sí algunos naturales aislados plagados de naturalidad. Nobleza del toro y disposición para torear de Fortes. La estocada cayó baja. Silencio.

Escribano, por su parte, fue silenciado con sus dos toros. El que abrió plaza, de los menos pesados entre los anunciados: 592 kilos, alto, huesudo, abierto de cara y generoso morrillo. Colorao, como los seis hermanos. De salida no se dejó torear, haciendo cosas propias de su procedencia: redondeando el viaje tras el capotazo, distraído… Escribano lo ayudó para que no perdiera las manos. Un trámite fue el tercio de varas. En banderillas Escribano dejó un buen par en el segundo de sus turnos, cuadrando en la cara aunque trasero. Llegó más, el quiebro final. Brindó a Adolfo Suarez Illana. La faena fue una sucesión de tandas que no tomaron vuelo. El toro descolgó y se tornó manejable pero simplón. La estocada llegó al segundo encuentro. Descabelló. Silencio. Y con el cuarto, grande pero tuvo proporcionadas hechuras, lo recibió a porta gayola, esperándolo hasta que libró los astiblancos pitones en el último instante. Buena pelea en varas del quinto que llegó a derribar a Francisco Macías. Clásico quite de dos verónicas y una media, muy acompasada, de Daniel Luque que dejó su sello con este cuarto. Los dos primeros pares de Manuel Escribano quedaron bastante traseros. El tercero fue al quiebro tras citarlo sentado en el estribo, muy ajustado, muy emotivo. En la muleta el de Pedraza aguantó dos tandas. Quizá tres, pero pronto echó el cierre. Esas series tuvieron ritmo y Escribano las aprovechó con la muleta siempre puesta. Buscando la ligazón. Después porfió con el toro venido abajo. Pinchazo y estocada. Silencio.

Un tren de 660 kilos fue el segundo. Más cerrado de cara que el primero. Enorme pero proporcionado. Derribó con fuerza al caballo de Juan de Dios y después empujó con todo en el segundo envite. Daniel Luque tuvo que lidiar con el viento en el primer tramo de la faena. El sevillano fue empujándolo hacia delante acertadamente, sobre todo con la mano derecha. Cuando el aire dio tregua se echó la muleta a la mano izquierda y en la segunda tanda encontró la reunión. El toro mantenía la cara alta pero Luque lo enganchaba en el momento exacto. Templados fueron los naturales, de uno en uno pero con quilates. El toro solo humillaba cuando iba sometido. Con los aceros no estuvo atinado. Silencio.Con el quinto de la tarde, en el tipo de sus hermanos, serio tela, Daniel Luque, tan templado como siempre, no pudo mostrar su momento. El toro fue abanto en los primeros tercios. Se centró en banderillas con los grandes pares Juan Contreras. En la muleta arrolló las primeras veces por eso Luque buscó una distancia media, se colocó al hilo para intentar ordenar la embestida. Le recriminaron la colocación y cuando en las tandas posteriores regresó a situarse entre los pitones el toro respondió. Algunos pases de pecho tuvieron ritmo. La estocada causó derrame. Silencio.

Madrid. Viernes 11 de mayo de 2018. Toros de Pedraza de Yeltes. Manuel Escribano, silencio y silencio; Daniel Luque, silencio en ambos; Fortes, silencio y dos vueltas al ruedo tras petición de oreja clamorosa. Entrada: Tres cuartos de aforo. Saludó Juan Contreras tras dos grandes pares.

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