FERIA DE SAN ISIDRO

Talavante se desmarca en una importante corrida de Cuvillo

Roza la puerta grande cortando una oreja como Ferrera y Manzanares
Gonzalo I. Bienvenida
miércoles 16 de mayo de 2018

Fotos: JAVIER ARROYO

La primera tarde con figuras de San Isidro arrancó con un buen toro de Núñez del Cuvillo. Serio, astifino, alto. Antonio Ferrera se mostró fresco desde el primer contacto con el toro. Muy metido en la lidia. El toro cumplió en el caballo, empujó en el primer encuentro y se dejó pegar en el segundo. En banderillas mostró un ritmo falto de humillación. La faena de Antonio Ferrera fue de menos a más. Consciente de la nobleza del toro pero también de que si lo apretaba perdía las manos. Tuvo paciencia el extremeño, que le fue dando sitio y aire. Poco a poco el toro fue viniéndose arriba. Lo apretó al natural, con algunos muletazos que se convirtieron en carteles de toros al enroscárselo con cadencia. Probó al natural -sin ayuda- con la mano derecha pero no encontró el mismo acople. El toro recuperó su buen son por el izquierdo y Ferrera volvió a dejar muletazos llenos de naturalidad y buen gusto. La estocada cayó arriba.

El segundo toro de cuvillo fue ancho de sienes y enseñaba las puntas hacia delante con longitud de pitón. Tuvo plaza el toro. No se definió en los primeros tercios. En la muelta de José María Manzanares se mostró un punto rebrincado. Manzanares fue empujando las informales embestidas tratando de ahormarlo. El toro obedecía sin orden y sin terminar de humillar. Muy hostil se encontró Manzanares al público de sol que ya desconectó del toro tras echarse el cuvillo tras una tanda. Los pases de pecho tuvieron y algunos naturales el sello del mejor Manzanares. Estocada.

El tercero de Núñez del Cuvillo estaba tocado arriba de pitones. Astifino, enseñando las palas, un punto despegado del suelo. Alejandro Talavante lo paró en los terrenos de la puerta grande, mostrándole el camino. El toro la tomó con humillación pero salía suelto. Acudió en tres ocasiones al caballo de Miguel Ángel Muñoz que lo picó acertadamente, la tercera fue al relance tras el quite de Ferrera. Muy bien lidió Trujillo. El inicio de faena fue clave, se dobló Talavante con mucha expresión. En el segundo muletazo vio que el toro hizo el amago de irse, entonces decidió darse la vuelta y ligarlo sobre sí mismo. La emoción contagió los tendidos. Ese punto de mansito acompañó a la faena en forma de protesta del toro embistiendo. No se inmutó Talavante ninguna de las veces que el cuvillo soltó la cara. Hubo muletazos tremendos, llenos de compás, personalidad y precisión. Muy asentado el extremeño que no se dejó tocar los engaños en ninguna ocasión. En el temple estuvo la clave. La obra fue medida, rotunda. Al natural una pureza incomparable, sobre la mano derecha un muletazo en redondo irrepetible. El final también fue por bajo, esta vez a dos manos. La estocada cayó trasera.

El colorao que hizo cuarto fue un toro hondo y serio. En los primeros tercios arrolló y a penas se dejó torear con el capote. Se arrancó en galope al caballo en los dos encuentros. En banderillas se venció en varias ocasiones al capote de Valdeoro. En la faena de muleta se volvió a ver la sabiduría de Antonio Ferrera que para evitar esas oleadas empezó con una distancia media y sobre todo tapándole la cara al toro a media altura. Ya en las primeras tandas se vio una nobleza en el toro hasta ahora escondida. Le faltaba humillar al cuvillo que seguía la sutil muleta del extremeño sin poder alguno. Empezó a recortar el viaje sin maldad, simplemente por falta de fuelle. Ferrera, en maestro en todo momento, lo intentó alcanzando momentos bellos pero faltó medida. El metisaca en los sótanos emborronó la paciente labor.

Un jabonero sucio de Núñez del Cuvillo se lidió en quinto lugar. Abría la cara el hondo toro. Hasta este toro no se había visto torear con el capote. Lo recogió Manzanares con suavidad en unas verónicas acompasadas. Se cuidó al toro en el caballo. En el quite hubo delantales de mucho temple pero en el remate se le coló el toro llevándose el capote. José María Manzanares apostó por el toro en un inicio con torería ganándole terreno. El toro embestía con mayor profundidad por el pitón derecho como descubrieron los eternos pases de pecho que cerraron las series al natural. Dos tandas cumbres con la derecha, por el izquierdo bajó algo la faena. Quizá faltó un final para redondear la obra. La espectacular estocada fue con todo y cayó un punto desprendida lo que ocasionó derrame.

El sexto, de nombre ‘Rosito” como el toro de Cuvillo que le dio la gloria a Roca Rey en las últimas fallas, fue un toro bien hecho, con seriedad pero también con armonía. Humilló desde que salió, apuntando calidad. Derribó al caballo hiriéndole. Después empujó con fuerza en el de reserva. En banderillas destacó Trujillo que saludó una ovación. La faena de Talavante empezó con mucha emoción. El compás y la variedad marcaron el torero inicio. Acompañó con el pecho en todo lo que hizo el extremeño. El toro continuó humillando pero la faltó fondo. Lo que duró, Talavante lo bordó. Lo llevó cosido al natural con ritmo y pulso. Dos tandas sublimes preñadas de pureza. El toro se paró pero Talavante trató de mantener la intensidad alcanzada cambiándose la muleta por la espalda sin ayuda. Madrid reconoció la plenitud de Talavante. Los aceros se atascaron pero el sino de la feria ya tiene la marca del torero extremeño.

Madrid, miércoles 16 de mayo de 2018. Feria de San Isidro. Toros de Núñez del Cuvillo, bien presentados y de buen juego. Antonio Ferrera, oreja y saludos tras aviso; José María Manzanares, silencio y oreja; Alejandro Talavante,oreja y saludos. Entrada: No hay billetes. Al finalizar el paseillo se guardó un minuto de silencio en memoria de Joselito El Gallo. Saludó en banderillas del sexto Juan José Trujillo.

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