NOMBRAMIENTO
Màxim Huerta, en una manifestación en contra del Toro de la Vega.Màxim Huerta, en una manifestación en contra del Toro de la Vega.

Màxim Huerta, nuevo ministro de Cultura: “¿Los toros? No me gusta ver el sufrimiento mezclado con aplausos”

De su cartera dependerá la Tauromaquia
Redacción APLAUSOS
miércoles 06 de junio de 2018

Pedro Sánchez ha anunciado la designación de Màxim Huerta como ministro de Cultura, cartera que engloba, entre otras artes, la tauromaquia. El periodista valenciano ha mostrado en más de una ocasión su postura contraria a la tauromaquia y a los festejos populares, sobre todo en lo que respecta al Toro de la Vega, acudiendo incluso a las manifestaciones promovidas por PACMA. “No me gusta mucho ver sufrimiento mezclado con aplausos”, aseguraba el nuevo ministro en las redes sociales cuestionado sobre los toros.

Además, Huerta también se manifestó a favor de la prohibición de los toros en Cataluña en 2010. “Ahora van muchos con lo de “prohibido prohibir”; como si estuviéramos en el mayo’68. Más allá del tema toros, hay cosas que toca prohibir”, escribía en las redes sociales.

Asimismo, Màxim Huerta ha firmado algún artículo mostrando su opinión al respecto, como el que pueden leer a continuación:

“Es que es tradición, oiga”

Hemos tenido que soportar otro año más el toro de la vega con la justificación de que “es tradición, oiga”. No voy a preguntarle al toro. Me lo imagino. Intuyo lo que el animal piensa de los alegres festeros que corren gritando con la lanza a las afueras del pueblo. El acto más estúpido y brutal de este país y algunos, todavía, invocando a la cultura. Y así seguimos. Brutos y estúpidos.

Mi querido Eugeni Alemany dice que el “arte del toreo” es la profesionalización de las tradiciones nacionales como las de Tordesillas. “Un torero –explica- es un lancero que se gana la vida así”. Ese es otro debate. O una amplitud del mismo. Lo dejo para más adelante.

Diré que no le pillo el punto a la mezcla entre la Diversión y la Muerte fusionadas en una coctelera que agita el embrujo de la fiesta popular. El sadismo de la muerte y los aplausos. La sangre y el vino. La crueldad y las risas. No, no lo pillo.

Mientras tanto, veamos. Los políticos echando balones fuera, sin actuar contra el maltrato porque andan aún debatiéndose entre la tradición y los votos. Sobre todo esto último. Los animalistas arriesgando la vida manifestándose in situ, no con hashtag. Los periodistas aguantando agresiones y escondiendo cámaras y micros para poder informar. Y los del pueblo, negándose a que graben su fiesta. Algo verán mal cuando no les apetece que se difunda la algarabía por el mundo entero, ¡con lo sano que es el turismo! Algo chirría, digo yo, a los de Tordesillas en el fondo de la mente. Allá al fondo.

Pienso en todas esas justificaciones tan absurdas que se dan para mantener la “cultura” y me entra risa. Bueno, miento. Me entra sobre todo pena. Luego risa. Porque con reductos como el de Tordesillas poco avanza el homosapiens. La señal de la tele cuando se emitía Érase una vez el hombre no debió llegar al pueblo. Otra pena. Se perdieron la evolución contada en dibujos animados.

Este año ha muerto Rompesuelas, así se llamaba el toro, y Fran Alcalá, el mozo, ha salido eufórico como el victorioso matador. El resto aplaudía al gladiador. Sin embargo el tribunal del torneo medieval anuló su victoria por irregularidades en el reglamento. Ya ves.

¿Y no habría sido mejor una verbena?

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