La coda de las treinta y cuatro tardes de San Isidro fue en Madrid, una semana después del final de la feria, una corrida de Bohórquez en lidia ordinaria y un cartel sostenido por dos nombres de interés. Una corrida más de feria sobre el papel, pero un pobre espectáculo a la hora de la verdad. Fortísimo el contraste con la semana torista de la feria, la última de las cinco. Y la tarde más ventosa del año en las Ventas. Ambiente de gresca.
– Se podría llamar en Madrid corrida de resaca a la del pasado tercer domingo de junio. El cartel tenía el gancho de dos de los toreros que antes de empezar la feria ya figuraban en el cuadro de honor de 2018
– La corrida de la resaca se puso borrascosa casi de golpe. De Bohórquez eran los seis toros. Apenas un cuarto de plaza, cuyo ambiente gobernó esta vez no la mayoría silenciosa sino la sonora minoría
– Salvo los dos últimos, los más enteros, la lidia de los otros cuatro vino castigada con esos coros de palmas de tango y las reclamaciones a voz en grito tan de Madrid
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