Yo lo confieso siempre. Para mí hay tres Antonios que marcan mi pasión por la Tauromaquia. Estos Antonios son: Ordóñez, Bienvenida y Antoñete. A partir de ahí, el máximo respeto a todos los demás, porque hay grandes toreros y hasta grandes héroes. Por ejemplo, y nunca sale en los cuadros de honor, ahí aparece un tal Francisco Ruiz Miguel, al que le vi cortar un rabo a un miura en Sevilla y luego salir triunfante en una carrera en la que toreó y mató lo que ahora no aguantaría ningún cuerpo sin reventar. Hay muchos toreros importantes en la larga historia de los últimos cincuenta años. Ese Viti, ese Puerta, ese Litri, ese Aparicio, ese Mondeño (torerazo, gay, fraile y residente en París)… Muchos toreros de época. Ahí está Paco Camino, “El niño sabio de Camas”, ojo a su capote -tampoco olvidemos a su amigo Diego Puerta-, su enorme torería con la muleta y su espada perfecta. Esa foto de Cuevas está ahí para cantar al verdadero y limpio volapié. Esa espada y esa raza de Jaime Ostos, cosido a cornadas y gestos de torero bravo. Ese Andrés Vázquez por las capeas y por las ferias grandes abriendo triunfos en Madrid con lo que le echen. Hay muchos toreros grandes. Espartaco, Paco Ojeda, Dámaso, Paquirri y un larguísimo etcétera. Hasta llegar a los noventa.
Lea AQUÍ el artículo completo en su Revista APLAUSOS Nº 2128
Lea AQUÍ el artículo completo en su Revista APLAUSOS Nº 2128 para iPad
Lea AQUÍ el artículo completo en su Revista APLAUSOS Nº 2128 para Android