Para su última o penúltima reaparición en España el torero de Galapagar eligió a conciencia fecha, plaza, empresa, cartel y toros. El abono de tres corridas de Algeciras se vendió completo y a precios populares o razonables. La ciudad volvió a cobrar protagonismo en el mapa taurino. Al calor de un ambiente refinado, y compartiendo éxito con un exultante y valentísimo Perera, José Tomás dio una exquisita tarde de toros. El piso de la plaza de Algeciras parecía una alfombra en las tres fechas de la reciente Feria Real. La barriada de Las Palomas da nombre a la plaza. Se llamaba palomas a los vapores que hacían las travesías de Algeciras a Tánger y Ceuta porque, manchas blancas mecidas en el azul del mar, parecían no marear sino aletear en el azul del cielo. Los vapores prestaron el nombre al barrio: la plaza de Las Palomas. Es leyenda la claridad tan luminosa del cielo de Algeciras y su bahía. La novia del sol, se predica muy precisamente de la ciudad. Bien puesto el apodo. Casi ciega la luz del mediodía.
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