Desde El Arenal

Interlocutores

Carlos Crivell
domingo 10 de marzo de 2019

Vengo de la bellísima ciudad de Ronda de participar en la Bienal de Tauromaquia, un encuentro que se consolida en cada edición como un foro en que se produce el debate y análisis sobre algunos aspectos interesantes de nuestra afición favorita. He tenido tiempo para estudiar a quienes han asistido a estas sesiones. En mis charlas con algunos de ellos he comprobado su enorme afición a los toros. Más de uno había llegado desde Francia o Portugal. Me han contado que tratan de acudir a todos los actos taurinos que están a su alcance. Pero he sentido una extraña sensación. Saco la conclusión de que a las reuniones sobre el toreo van siempre las mismas personas, que naturalmente son ya muy aficionados, a los que no hay que hacer ningún esfuerzo para convencer de las bondades de la fiesta de los toros.

Es la realidad nuestra. Hablamos y escribimos para quienes ya son expertos en la materia. Creemos que nuestro discurso llegará a oídos y mentes alejadas de lo que significa el toreo, pero no es así, porque nuestros interlocutores son siempre los mismos. Y muchas veces, quizá porque lo hacemos muy mal, nuestras informaciones y opiniones no llegan ni siquiera a los que entienden y les gustan los toros, aunque esto ya es una cuestión de las preferencias o adhesiones que cada uno tiene por un medio o por un informador. Nos leen y nos escuchan siempre las mismas personas, amigos o partidarios, pero no hemos conseguido atravesar la barrera para poder acercarnos a quienes necesitan una palabra entendida que les encienda la luz de la verdad de una fiesta maravillosa. La información y la divulgación de la tauromaquia están atrapadas en una espiral que no acaba de romper amarras para expandirse por confines donde haya nuevos aficionados en potencia.

Se suceden los meritorios, y necesarios, actos taurinos por nuestra geografía, a los que acuden toreros, ganaderos, aficionados y periodistas con la mejor voluntad, aunque el interlocutor sea siempre el mismo. Es un reto abrir todo este caudal de información y doctrina torera para que la absorban mentes que aún no disfrutan de la misma. Lo demás, lo que está pasando, no deja de ser algo que nos llena de tristeza.

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