LA CRÓNICA DE BENLLOCH EN LAS PROVINCIAS

Hierro, seda y sangre

Las cogidas de San Román y Borja Collado, que corta una oreja, alteraron el guion de la tarde
José Luis Benlloch
miércoles 13 de marzo de 2019

Hierro, seda y sangre. La firmeza de San Román, los lances dormidos de Borja, el esfuerzo de Miguelito que resistió todo lo que pudo al peso de la responsabilidad, tres tuvo que matar, tres, en su accidentado debut; un novillo bravo y entero con todo lo que supone eso, el primero, otros, varios, fáciles y nobles, y un desenlace inesperadamente sangriento, resumen la tarde. Se puede decir sin temor a equivocarse que los sueños de todo un invierno se quedaron a mitad de camino, que donde estaba prevista miel bruñó hiel.

La de ayer estaba destinada a ser una tarde amable y no lo fue. Ni el guion por el que transcurrió ni el desenlace final se pareció en nada o en muy poco a lo que se esperaba. Eso lo tiene el toro, que nada es predecible. Reúnes una novillada de lujo, traes tres chicos subidos en la ola de la ilusión y los méritos, pones la tele para que le cante al mundo que hay futuro y como ingrediente final le añades una afición, y hasta una administración, suspirando y empujando por sacar un torero y de pronto, sin saber por qué, todo empieza a torcerse y lo que se suponía un camino de rosas se adentra en un pedregal de sustos y sangre.

Apenas comenzamos, San Román puso el despertador público en modo gaonera ceñida hasta lo imposible y en los tendidos se entendió que venía con ínfulas de gallo peleón. Era justamente lo que corresponde a un chico con ganas de comerse el mundo. En ese plan continuó en el arranque de la faena de muleta, primero de rodillas, muy de verdad, dejando que el novillo de El Parralejo le pespuntease la anatomía en codiciosa embestida sin que a él le mudase el color, y luego de pie con el mismo planteamiento de firmeza y coraje. Arreaba el de El Parralejo y le aguantaba el mejicano muy parado, sin escatimar en el metraje de las series como demostración de su carácter y valor, en un pulso de lo más torero en el que iba venciendo hasta que en uno de aquellos pasajes la casta le pudo a la técnica y San Román salió entrampillado malamente. Cuando volvió a la cara del toro la media rosa cada vez más tintada en sangre avisaba de lo certero que había sido el torito colorado, un dije de puro guapo pero bravo como un tejón, motivo por el que le dieron la ventaja de un tercio varas poco cruento, grave error porque a los bravos, ventajas las justas.

De Borja me quedo con los lances a la verónica a su primero, lances dormidos de pura seda. Venía el torete de El Parralejo y Borja, allá en los medios, le mecía la tela que volaba con pausa y ritmo, mecida, en valenciano engrunsada, porque eso era lo que hacía el torrentí, engrunsar la embestida, y claro, la parroquia reaccionó ante el milagro del mimo. Luego ese torete que prometía como ninguno se partió la mano y hubo que despacharlo con dignidad y respeto no sea que digan que los hacemos sufrir. En su segundo, no tan claro, apostó a valiente, se fue a la puerta de chiqueros, se lo cambió por la espalda, le aplicó mando con la derecha y mimo con la izquierda sin que ello tenga significado ideológico alguno, simple casualidad, pero los naturales le salieron preciosos y todavía no me explico cómo la gente de entrebarreras no le instó a seguir por ese lado ni por qué le recomendaban que entrase a matar cuando la obra todavía estaba a falta de un buen remate. Así que todo se torció. Quiso matar recibiendo, resultó atrapado, le pegaron un cornada, le concedieron una oreja y todos nos quedamos a falta de algo pero con la sensación de que este Borja debe volver pronto a revalidar todo lo bueno que hizo.

Miguelito mató tres, no se arredró, dio la vuelta al ruedo en su primero, novillo noble y colaborador aunque con clara tendencia a salirse suelto, ante el que logró pasajes de buen gusto; menos acople tuvo con el cuarto de la tarde, también noble y de buena condición pese a las variadas y múltiples volteretas que sufrió; y en el que cerraba plaza tuvo ánimos para irse a la puerta de chiqueros en busca de un triunfo que no acababa de amarrar. Hay que darle tiempo.

CRÓNICA PUBLICADA EN LAS PROVINCIAS EL 13/03/2019

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