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Un marronazo

Carlos Ruiz Villasuso
viernes 19 de abril de 2019

Resultó que sí, que a pesar de las salidas defensivas de sus responsables, el pliego de condiciones para la explotación de la plaza de toros de Las Ventas de Madrid era pésimo. Cuando los empresarios de ANOET pidieron que se modificara por inviable, y cuando la escasa prensa denunció que estábamos ante una subasta peligrosa, salieron las huestes de la Comunidad, entonces en manos de la señora Cifuentes. La sorpresa de la presentación del matrimonio Casas-Nautalia pareció poner punto final sobre un supuesto con el que fui abordado en su día por un miembro del PP al que yo debí parecerle (o me confundió) un diputado de Podemos.

“Fíjese, señor Villasuso, si el pliego no es malo, que hasta alguien no taurino ha decidido hacer negocio en Las Ventas. Es el mejor pliego que se haya redactado para la plaza”. Ante este excelente trato de “señor” mantuve el tipo. “Usted debería rectificar pronto”, concluyó esta persona y personaje, hoy en problemas con la Justicia. Ha pasado el tiempo y, a pesar de ese manto de silencio que trata de ocultar todo lo que está mal, a pesar de que nadie habla de ello, resulta que el pliego no solo era malo, sino que era tramposo.

Tenía trampa. Creo que se supo pronto la trampa o, incluso, que se redactó a sabiendas de la trampa: que el Ayuntamiento de Madrid no concedería permisos para la explotación no taurina, incluida explícitamente en el objeto de explotación del pliego con su presupuesto de ingresos. La Comunidad, propietaria del coso, sabía que Taurodelta ya había visto cómo no se le concedían estos permisos. Para tratar de ocultar la gravedad del asunto, se culpó al antitaurinismo de Carmena, la alcaldesa. Pero lo cierto es que el inmueble no cumple con las normas vigentes de seguridad.

No cumple ni para dar toros. No cumple y punto. Sucede que, al ser inmueble propiedad de la Comunidad, ésta tiene potestad para dar permiso para que se celebren los festejos taurinos. Si fuera de propiedad privada, Las Ventas no podría dar toros. Así de claro. La seguridad de los asistentes es, depende. Si es para toros, el PP dice que sí, si es para dar lo que sea la norma municipal, dice que no. Un tipo no puede acudir a un concierto de música, pero sí a una corrida de toros, con el mismo nivel real de seguridad. Y todas estas cuestiones, la petición de lucro cesante o indemnizaciones de la empresa saliente, Taurodelta, por no poder explotar el coso en su totalidad, era conocida por la Comunidad. Pues claro.

Ha pasado el tiempo y, a pesar de ese manto de silencio que trata de ocultar todo lo que está mal, a pesar de que nadie habla de ello, resulta que el pliego de Las Ventas no solo era malo, sino que era tramposo. Creo que se supo pronto la trampa o, incluso, que se redactó a sabiendas de la trampa: que el Ayuntamiento de Madrid no concedería permisos para la explotación no taurina

En realidad, y por primera vez en la historia, la plica completa de Plaza 1 jamás se conoció, sólo lo que ofertaba de canon. Es decir, a pesar de las peticiones de grupos políticos, aficionados y periodistas, ningún organismo de la Comunidad de Madrid ha cumplido con su obligación legal de mostrar el contenido del contrato público. Ese PP de entonces le va a dejar al PP nuevo un marrón de la leche. Que consiste, primero, en dar transparencia al contrato en su totalidad. Segundo, que debe admitir que ha incumplido el contrato por no poderse explotar el coso en lo no taurino. Una cuestión que ha puesto en pérdidas ruinosas a la empresa y que ha incidido directamente en la programación, que jamás ha sido la que la empresa quiso hacer.

Tercero. Hay un compromiso incumplido de obras en la plaza para adecuarla a la normativa actual. Para que su uso pueda ser completo. Hay presupuesto aprobado y compromiso, pero el gobierno saliente en las elecciones próximas le deja el marrón al que venga. Que puede ser de su propio partido, pero cuidado no sea que antes del 26 aquí pase algo. Lo que quieren que pase es que pasen las elecciones, ganen “los nuestros” y se haga un apaño. Y no hay apaño que valga.

Hay un contrato incumplido que la Comunidad tiene que pagar. Existe una deuda, además, con el público y el aficionado, y una excusa porque se le ha ofrecido en función de las pérdidas y no en función de su grandeza. Y existe la necesidad y la obligación de realizar las obras pase lo que pase y pese a quien pese para que la plaza lo sea en su totalidad.

Eso, en el mejor escenario, que ganen “los nuestros”. Porque si ganan los que no son “nuestros”, resulta que los “nuestros” se lo han dejado a huevo.

Oiga. Y, a todo esto: el señor Manuel Ángel, ¿qué dice el hombre? Feliz, mientras no se demuestre lo contrario.

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