Ha vuelto a chocarse con la cruda realidad del toreo cuando un toro de Adolfo Martín -¡otra vez Adolfo Martín!- le atravesó el muslo izquierdo en Madrid. Entre múltiples dolores pasa los días Manuel Escribano, al que de nuevo le toca empezar de cero. El sevillano asume que su trayectoria no está siendo precisamente un camino de rosas, más bien de espinas, puesto que la mala suerte se ha cebado con él en momentos cruciales de su vida. Está herido pero ni mucho menos caído.
– “En el muletazo de la cornada hay una mirada pasmosa: el toro inicia, se para, y pega una mirada al cuerpo, lo toco y hace por mí. Me metió todo el pitón. El toro de Adolfo, cuando te está mirando, te está analizando completamente”
– “Un tío no te puede pegar una voz sin sentido desde el tendido. Que te digan que se te va un toro sin torear, suena a guasa. En la plaza no me escondo ni ratoneo nada. Es desagradable”
– “A lo que más le temo es a volver al ostracismo, más que a las cornadas. Lo duro es estar parado. Que te eche para atrás un toro es malo, pero peor es que lo haga el público”
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