Fotos: JULIO PALENCIA
Volvió Ginés Marín a puntuar fuerte en Cuenca. Toro bajo, estrecho de sienes el tercero, que humilló y exigió al torero. No volvió la cara el extremeño, que sometió al animal con poder y ligó dos series con la zurda extraordinarias por profundas. A partir de ahí el toro se entregó y la faena no bajo el diapasón hasta la estocada, tan rotunda como la faena.
El sexto fue el peor el envío. Un animal deslucido, que nunca rompió para delante frente al que anduvo muy entregado el torero, que incluso acortó distancias para poder llegar al tendido. Saludó una fuerte ovación desde el tercio.
El primer toro, muy bien hecho, anduvo medido de fuerza y raza. Ponce lo intentó cerrado en tablas pero pronto comprobó que la mecha del animal era muy limitada.
Un toro más lleno fue el cuarto, con más cuajo, que sacó nobleza pero le faltó clase. Ponce lo bordó en distancia y altura, componiendo la figura, llenando la escena, poniendo lo que le faltaba al animal. Gustó su composición. Su labor hubiese sido premiada de no fallar con la espada.
El segundo tuvo calidad, pero tampoco le sobró la pujanza. Estuvo inteligente y lucido Perera para empujar al animal con suavidad y correr la mano, con limpieza, sin tirones. Faena inmaculada y buena estocada.
El quinto fue un buen toro, pero se acabó antes de tiempo. Perera llevó a cabo una lidia muy exigente y de mucho sometimiento, que el toro acusó en el tramo final del trasteo.
Cuenca, lunes 26 de agosto de 2019. Feria de San Julián. Toros de Román Sorando. De variadas hechuras, nobles y medidos de raza salvo el sexto, más deslucido. Enrique Ponce, palmas y ovación con saludos; Miguel Ángel Perera, oreja con fuerte petición de la segunda y ovación; Ginés Marín, que sustituía a El Fandi, dos orejas y fuerte ovación con saludos. Entrada: Tres cuartos de plaza. Saludaron tras parear al quinto Javier Ambel y Jesús Arruga.
