TEMPORADA GRANDE

Morante, al ralentí en la Plaza México

El sevillano, que paseó una oreja, bordó el toreo en una faena que fue un prodigio de temple y naturalidad; Joselito Adame cortó una oreja y a Ernesto Javier "Calita" le sonaron los tres avisos en el sexto
Redacción APLAUSOS
domingo 10 de noviembre de 2019

El primero de la tarde saltó al callejón nada más pisar el ruedo. Enseguida mostró su corto viaje y su falta de empuje. Trató de cuidarlo Morante de la Puebla, que dejó una faena que transcurrió entre las probaturas y algún muletazo suelto de bella factura ante un toro desrazado y deslucido.

Con una estampa torerísima y añeja se hizo presente Morante de la Puebla frente al cuarto. Apoyado en tablas, el de La Puebla del Río soltó el capote a una mano hasta en tres ocasiones. Se impacientó el público ante la parsimonia del sevillano, que acalló las tímidas protestas cuando voló su capote por chicuelinas y verónicas marca de la casa. Sensacional. La faena fue un prodigio de temple y naturalidad; cero crispaciones, cero retorcimientos en el toreo del sevillano, que toreó con un temple y una delicadeza extraordinarias. Hubo muletazos de un temple sobresaliente, al ralentí, difícil, por no decir imposible, torear más despacio. Se lo pasó, además, muy cerca, no cabía mayor ajuste. Se le vio a gusto al sevillano, tanto que alargó una faena ante un toro tan noble como rajado. Maravillosa la obra de Morante, coronada de una estocada arriba.

De rodillas y con dos largas cambiadas recibió Joselito Adame al segundo. A pies juntos las verónicas, ya recuperada la vertical, y ajustadas y con ritmo las gaoneras del quite. Bien el mexicano con el percal. Brindó al público la faena. La mayor virtud del toro de Bernaldo de Quirós fue la movilidad, el toro iba y venía, aunque un punto tardo, pero sin rebosarse en la embestida. Adame lo aprovechó para firmar una labor ligada, asentada y entregada. Los mejores pasajes llegaron al natural, templado el azteca por ese pitón. Le buscó las vueltas, exprimió al toro, dejando una estocada baja, paseando la primera oreja de la tarde.

Se le escapó la puerta grande a Joselito Adame en la suerte suprema del quinto. El mexicano cuajó una faena de menos a más, meritoria por cómo fue haciendo poco a poco al toro. El tesón del torero hidrocálido a punto estuvo de tener premio. Anduvo paciente y técnico en la primera parte del trasteo, más entregado y dispuesto en su segunda mitad, cuando en terrenos de cercanías consiguió calentar los tendidos. Un pinchazo hondo enfrió el ambiente, perdiendo la posibilidad de tocar pelo.

Ernesto Javier “Calita” se echó de hinojos para recibir al tercero con una larga cambiada. El mexicano se encontró con un toro tardo y reservón -mostró su condición en banderillas, donde esperó mucho- ante el que dejó una faena de más disposición que lucimiento. Las ganas de Calita estuvieron por encima de la brillantez de un trasteo excesivamente largo.

Tampoco tuvo suerte Calita con el sexto, un toro manso y rajado que salía desentendido de cada uno de los muletazos. El mexicano lo intentó con disposición pero el lucimiento fue imposible ante la nula continuidad y ritmo del toro. Prolongó mucho una faena sin historia. Se atascó además con el descabello, llegando a escuchar los tres avisos ante la bronca del respetable.

Ciudad de México (México), domingo 10 de noviembre de 2019. Toros de Bernaldo de Quirós, correctos de presentación y de desigual juego en conjunto. Morante de la Puebla, palmas y oreja; Joselito Adame, oreja y palmas; Ernesto Javier “Calita”, palmas tras aviso y bronca tras tres avisos. Entrada: Media plaza en el numerado. El público obligó a la terna a saludar una ovación antes de la salida del primero de la tarde. Saludó Fernando García tras banderillear al cuarto de la tarde.

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