El Palco

Los pilares de la Fiesta

Rafael Comino Delgado
domingo 12 de enero de 2020

La fiesta de los toros se sustenta sobre varios pilares, tres de ellos imprescindibles y los demás, necesarios. Los imprescindibles son: los toros (los ganaderos que crían los toros), los toreros y la afición. Sin alguno de ellos, el espectáculo taurino sería imposible. Los demás, tales como los empresarios, los apoderados, etc., son necesarios.

En la actualidad creemos que dos de los tres pilares imprescindibles, los toros y los toreros, están fuertes, muy resistentes, aunque todo es mejorable, no así el tercero, la afición, que le vemos más bien débil, quebradiza. Sobre los dos primeros hemos hablado en el anterior artículo, titulado ¡Qué fácil es criticar…!, y allí exponíamos que el pilar de los toros está fuerte, aunque hay que seguir mejorando la casta, y en los toreros hay que mejorar mucho la suerte de varas.

El tercer pilar, la afición, decíamos que lo vemos débil, esa es la verdad. Observamos cómo de unos años a esta parte acude menos gente a las plazas, a veces con carteles muy rematados. Plazas que no hace demasiados años se solían llenar con frecuencia y ahora apenas pasan de media.

Recientemente ha cerrado el programa “Los Toros” de Manolo Molés en la Cadena SER, por falta de rentabilidad -según dicen-, lo cual es un golpe bajo a la tauromaquia, una gran voltereta a todos los taurinos. Y según he leído, Carlos Yárnoz, defensor del lector del diario El País, ha realizado consultas y en una se cuestiona la oportunidad de que dicho diario siga publicando crónicas de corridas de toros, lo que también resulta muy negativo.

Por tanto, es necesario reforzar este pilar, pero es necesario hacerlo desde ya, sin esperar un solo día. Naturalmente se preguntarán ustedes: ¿y eso cómo se hace? ¿cómo se refuerza?

Nosotros no tenemos una receta mágica, pero aplicando el sentido común fácilmente se deduce que es necesario:

1) Estar unidos todos los componentes de los distintos pilares. Eso es difícil en el mundo del toro y en el de cualquier colectivo, pero hay que hacerlo si queremos seguir adelante.

2) Procurar asistir a los festejos taurinos, cada uno en la medida de sus posibilidades.

3) Dar a esa afición verdad, mucha verdad, y emoción, pues sin emoción el toreo se viene abajo.

4) Abaratar costes. Los toros son un espectáculo caro y los implicados deben estrujarse la mente para buscar métodos que lo hagan más barato.

5) Enseñar, difundir y defender la fiesta de los toros entre jóvenes, menos jóvenes y mayores. La desafortunada frase de “la Fiesta se defiende sola” es un craso error, tenemos que defenderla los aficionados y los profesionales, y tenemos que hacerlo todos los días.

6) Estar en los medios de comunicación a diario, pues lo que no sale en los medios, especialmente en la televisión, no existe.

7) Mejorar la comodidad de las plazas de toros y cubrir todas las que se pueda, sobre todo aquellas que dan sus ferias a principio de temporada o muy al final, cuando suele llover o hacer viento. No entendemos, porque es algo fuera de tiempo, que plazas como la Maestranza de Sevilla o las Ventas de Madrid no estén cubiertas, pues en ambas ferias suele llover algún día, y ello desluce o da al traste con el espectáculo. En Madrid el viento es muy frecuente. Además, en el siglo XXI hay poca gente dispuesta a pasarse una tarde al sol, sobre todo en julio y agosto.

8) Que tengamos muy claro quiénes son nuestros enemigos (no digo adversarios, digo enemigos), y son los antitaurinos, que se pueden clasificar en dos grandes grupos: a) Los antitaurinos que son políticos; y b) Los antitaurinos que no lo son. Todos están pagados, unos con dinero, otros con votos, y otros con dinero y votos. Y los votos significan poder, que al final también significa dinero. Entre los antitaurinos no políticos hay una infantería, de poca relevancia, que son los trastornados que salen en las manifestaciones, generalmente pírricas, que lloran si su perrito se pone enfermo, que se pintan con sangre, que dejan a sus padres abandonados en una gasolinera o en una residencia (como dijo el maestro Camino), pero que nada le falte al perrito o al gatito, en los que se gastan mucho dinero. Incluso celebran, por todo lo alto, su cumpleaños y su boda (del perrito y/o gatito). Este colectivo tiene su importancia, pero menos. Los más peligrosos son los antitaurinos políticos, que utilizan su puesto para atacar la Fiesta, y la verdad es que le hacen mucho daño. Por eso debemos tener claro que no debe ir ni un solo voto de un taurino para aquellos partidos políticos que no defiendan claramente la fiesta de los toros.

9) Salir a la calle y manifestarse cuantas veces lo requiera la situación, ser más activos que los antitaurinos, ganarles la batalla, siempre con la ley en la mano -en este sentido, la Fundaciçon del Toro de Lidia está haciendo una buena labor, pero hace falta más- y de forma enérgica. No dejándonos amedrentar por nadie y exigiendo a las autoridades que se cumplan las leyes, como ocurre en Francia. Se acabó la comodidad esperando a que lo haga otro. Lo tenemos que hacer todos y cada uno de nosotros, los taurinos.

10) Saber que el Gobierno es antitaurino y que está dispuesto a acabar con los toros, incluso no cumpliendo la ley (¡la incumple en tantas cosas!). Son expertos en poner palos en las ruedas, poner obstáculos a la celebración de espectáculos taurinos, para que poco a poco vayamos muriendo por inanición. Por tanto, jamás abandonemos, pues como dijera el valiente general del Imperio Bizantino, Flavio Belisario, “solo se ha perdido cuando se deja de luchar”.

11) Estamos atravesando un momento dificilísimo con respecto a los toros. O levantamos la voz y no nos dejamos intimidar, o acaban con la tauromaquia, con nuestra cultura y con la libertad.

¡Luchemos por la Tauromaquia! ¡Manos a la obra desde hoy mismo, no esperemos a mañana!

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