La Pincelada del Director

No me fío, solo es vaselina oral

No me han gustado las declaraciones del nuevo ministro de Cultura sobre los toros. Disimula sus intenciones. Abre las puertas a la suspicacia, a que harán lo que les convenga en el momento que les convenga, así que no hay nada que celebrar
José Luis Benlloch
lunes 03 de febrero de 2020

Una lectura rápida de las primeras declaraciones del nuevo ministro de Cultura sobre su posicionamiento en el recurrente -para toda la nueva clase política- tema de los toros daba pie a congratularse. Algunos lo hicieron en las redes. Hablaba de respeto aunque se declaraba no aficionado, “no lo he sido nunca”, remachaba, y sonó bien. En realidad hubo aficionados que lo celebraron de buena fe, la que pongo en duda que tuviese él. Personalmente no me gustó ni en la primera lectura ni en la segunda ni me siguen gustado una semana después. ¿Por qué se ha de tomar una decisión sobre los toros?… Se toma una decisión sobre lo que es susceptible de erradicar, cambiar… Y lo que más mosquea, pongámonos en guardia, es cuando a continuación dice “también hay que hacer una reflexión de civilización en relación con los derechos de los animales”. ¿Qué quiere decir?… Traduzcan. ¿Qué cultismo es ese?… ¿Una reflexión de civilización? ¿Que acaso los aficionados no somos civilizados? Y habla de los derechos de los animales, ya estamos con la monserga animalista, sin reparar que los derechos implican obligaciones, y… ¿qué obligaciones les adjudica a los animales? No me fío, no le creo, disimula sus intenciones, maneja vaselina oral en una reflexión de civilización que abre las puertas al menos a la suspicacia, a que hará lo que les convenga en el momento que les convenga, así que no hay nada que celebrar.

No me han gustado las declaraciones del nuevo ministro de Cultura sobre los toros. Disimula sus intenciones. Abre las puertas a la suspicacia, a que harán lo que les convenga en el momento que les convenga, así que no hay nada que celebrar

La otra boutade política de la semana ha sido lo del Secretario de Empleo de la Generalitat Valenciana que exige prohibir, no hay otra cosa que les guste más que prohibir, “Diversiones en el ruedo” y, por tanto, quitarle el empleo a los componentes de la compañía por su condición física bajo el supuesto de que la gente se ríe de su estatura, todo ello sin reparar en el derecho al trabajo o la libertad de los mismos o a que el humor sano (¿saben lo que es?) no está reñido con la dignidad. Por cierto, para baja estatura mental, la suya, eso sí es evidente, y no me río, me duelo. Están esperando un resquicio para sacar sus patochadas antitaurinas a pasear.

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