ENCUENTROS CON JOSÉ LUIS BENLLOCH.- SALVADOR VEGA

Que fluya la magia

No ha acaparado grandes titulares pero los amantes del buen toreo pusieron las antenas al saberlo. Vuelve a los toros Salvador Vega, torero de gusto y por tanto de los que siempre se ven con gusto, que en su momento las circunstancias, ya saben que cada torero es un mundo, interrumpieron su consolidación y ante las urgencias y las desatenciones, él, tan amante, diría que prisionero de las sensaciones más íntimas, eligió un discreto silencio a la espera de volver a encontrar su momento y parece que es este.
José Luis Benlloch
lunes 10 de febrero de 2020

-¿Por qué vuelves?

-Porque me lo pedía el cuerpo. En estos años estuve convencido de que no iba a torear jamás. Mi vida estaba enfocada de otra manera y yo era feliz, así que daba por superada esa etapa de mi vida. Estaba bien.

-¿Puede ser feliz sin torear alguien que ha sentido el placer del vestido de luces?

-Yo lo era. Estaba contento con los objetivos que iba alcanzando, me sentía desarrollado, me sentía válido, pero es cierto que siempre queda algo dentro, eso siempre está ahí, el toro nunca se termina de olvidar…

-Feliz hasta que…

-Hasta que comenzó a pedírmelo el cuerpo. Ha sido un proceso natural. Yo no quería volver de la manera en como me fui, digamos en la pelea, para llamar, para pedir que te pongan… para eso no iba a volver. Estas últimas temporadas incluso me habían propuesto torear aquí o allá y no lo contemplé, pero ahora sí. Me lo pedía el cuerpo.

-Y el alma supongo.

-Y el alma.

-¿A tumba abierta?

-No pretendo estar en todos los sitios, prefiero torear poco y disfrutar de lo que haga.

“Vivía convencido de que no iba a torear jamás. Estaba contento con los objetivos que iba alcanzando, me sentía válido, pero es cierto que siempre queda algo dentro, el toro nunca se termina de olvidar…”

La última vez que nos encontramos en estas páginas, ahora hace doce años, te dejé buscando la magia, eso me dijiste, buscando ese no sé qué, ese secreto que no tiene explicación y está por encima de cualquier otra condición/cualidad para triunfar/disfrutar en el toreo. El que tiene la magia tiene el tesoro, convenimos.

-En este tiempo creo que ha aparecido. Porque ¿sabes?… la magia aparece, no hay que buscarla. Eso lo he aprendido en este tiempo.

-En el mundo de la empresa en el que te refugiaste, apartado de la fantasía y la espiritualidad del toreo, cabe que te hayas vuelto más pragmático.

-Este tiempo fuera de los ruedos lo que me ha permitido es ver las cosas con tranquilidad. Como torero se han reposado mis sensaciones, he dejado que cayese todo por su propio peso sin ponerme nervioso por nada y he dejado que fluya lo que tenga que fluir. Cuando hay cosas buenas hay que dejar que surjan con naturalidad. Les das su tiempo y siempre acaban surgiendo.

La entrevista transcurre por los caminos más personales, los que al fin y a la postre definen a los toreros. Sabido es que uno torea como es pero sobre todo como se siente, como está, y este joven Vega, apenas 38 años, que ya sabe lo que trae el toro para el disfrute y la desazón, está en un momento personal de satisfacción. En paz con el mundo, con la familia y con él mismo.

-Camino de esta entrevista he pensado, Salvador, que has tenido que triunfar fuera de los ruedos, en empresas ajenas al toro, para volver rearmado en busca de aquellos sentimientos que te trajeron al toreo.

-No sabría decirte. Desde luego no ha sido algo planeado, irme para volver, no. En un momento concreto de mi vida tomé una decisión que fue muy complicada para mí pero a la postre fue un acierto. Una decisión que no todo el mundo es capaz de tomar y que creo que fue lo más torero que hice. Seguro. En el mundo del toro siempre se halaga y se admira, con razón, a los toreros que aguantan, resisten y al final logran sus objetivos. La famosa semblanza del banquillo, ya sabes. Yo no seguí esa línea, yo me abrí, me quité de en medio.

-¿Acertaste?

-Estoy seguro. Y estoy orgulloso del camino recorrido.

“PASÉ A HABLAR OTRO IDIOMA”

Salvador maneja varios factores que le empujaron a la retirada pero señala como principal la dura crisis económica que afectó al sector de la construcción y golpeó con dureza las empresas familiares. Aquella coyuntura le sensibilizó personalmente y despertó su responsabilidad familiar.

-Nadie me señaló en casa por seguir en el toro, yo tengo una familia ejemplar que siempre me apoyó en todo lo que hice, pero veía a mi padre que moralmente estaba tocado y decidí dar un paso hacia él. Afronté directamente toda la responsabilidad del negocio familiar y encaré los problemas con la ilusión de sacarlos adelante.

-Y ya los sacaste.

-Afortunadamente. Y me siento orgulloso. Para mí fue muy difícil. De vivir por y para el toro pasé a vivir por y para la empresa en el sector de la construcción donde se hablaba un idioma totalmente distinto al mío. Afortunadamente tuve la suerte de encontrar a las personas adecuadas para situarlas en los puestos adecuados y hemos conseguido salir adelante.

Para la vuelta no hay fechas concretas, las plazas de su tierra, Málaga y Algeciras, que podrían ser trampolín de lanzamiento, casualmente en estos momentos no tienen empresa y hay que esperar a ver cómo transcurren los acontecimientos, me cuenta.

“Pedro Castillo conmigo lo bordó. Fue una bestia. Defendió y mató por mí hasta el final. Es una persona muy especial. Tiene un punto que hay que saber entender pero cuando se involucra en una cosa es el mejor para una figura del toreo”

La idea de la vuelta se le despertó definitivamente durante la feria de Málaga y más allá de comentárselo a su mujer, que le adivinaba sus intenciones, se guardó la noticia varios meses y comenzó lo que él dice a convivir con el miedo.

-Se me cerró el estómago, se me fue el apetito y se me cortó el sueño. A eso le llamo yo convivir con el miedo. Inconscientemente iba preparando el cuerpo a la vez que soñaba con torear. Dos meses estuve en ese estado digamos, hasta que decidí comentárselo a mi madre y a mi padre, ellos fueron los primeros en saberlo.

-¿Qué dijo el jefe?

-Le sentó muy mal. Con motivo, lo reconozco, no había necesidad para volver. Entendí su reacción pero pensé que de la misma manera que yo estuve dos meses para asimilar definitivamente mi ilusión por volver, él necesitaría de un tiempo, de una cuarentena para asimilar el cambio que se avecinaba. Procesó el impacto y con el paso del tiempo volvió la normalidad.

En este tiempo alejado de los ruedos, me cuenta que apenas ha toreado más allá de acompañar a Fandi al campo y ponerse delante de alguna becerra sin más pretensión.

-Curiosamente cuando dejé de torear, en 2016, me pegué seis o siete meses entrenando como si me estuviese preparando para torear. Era la inercia de quien no había hecho otra cosa en su vida y pensaba que no sabía hacer otras cosas hasta que un día me paré y me dije que aquello no tenía sentido, y desde entonces me dediqué al cien por cien a la empresa y no me apeteció siquiera ir al campo. Además no iba a quitarle vacas a los compañeros ni tiempo a mi empresa.

-¿Y no criaste, si me permites la expresión, lo que llaman gatos o amargura por tener que dejar aquello por lo que tanto habías luchado?

-No, no, en absoluto. Aprendí a perdonarme, ya se sabe que cuando eres joven siempre estás exigiéndote, te riñes, te exiges más, digamos que sicológicamente te maltratas para dar más de sí y en ese tiempo de retirada acabé con eso. Aprendí a lamerme las heridas, a curarlas, a perdonarme y a quererme. Y por lo que dices de gatos, también a respetar más y admirar más a mis compañeros y a verlos como personas especiales que es lo que son, muy especiales.

EL CARÁCTER DECISIVO

-Hablas de la autoexigencia pero la imagen de ti como buen artista que fuiste, era la de un poco indolente en algún momento clave.

-Bueno… Yo considero que soy un torero con buenas maneras y en ciertos momentos indefinido. Me ha faltado carácter para definirme y en ocasiones me dejé llevar por las personas que han estado a mi alrededor. Me faltó escucharme a mí mismo y tirar por la calle de en medio. Esa asignatura sí la he tenido pendiente.

-O sea, que niegas la acusación de indolencia.

-Es que fue al revés, pequé de responsable en exceso, de pasarme de entrenamiento, de torear vacas de más, hubo momentos en que estaba pasado de rosca. Para torear bien hay que dejar que las sensaciones se reposen, no hay que tener prisa, hay que escucharse internamente y dejar que eso salga sin prisa. Sin necesidad de demostrar a nadie lo bien que toreas. Es como decir este soy yo y si sale bien pues bien y si no habrá que venir otro día. No se pueden forzar las cosas.

-En tu primera época estuviste en un tris de ser lo que muchos pensábamos que ibas a ser.

-Me faltó carácter, ya te digo. El carácter que tienen las figuras. Date cuenta que hay toreros que tienen mejores condiciones que algunas figuras, que torean mejor que ellos pero les falta el carácter para poner las cosas en su sitio en el momento adecuado y no solo en la plaza sino donde hay que ponerlas y en el momento justo cuando se decide si funcionan o dejan de funcionar. Con mis condiciones, si hubiese tenido ese carácter, ese punto, todo se hubiese consolidado, no tengo duda.

“Quitarme fue lo más torero que hice. En el mundo del toro siempre se halaga y se admira, con razón, a los toreros que aguantan, resisten y al final logran sus objetivos. Yo no seguí esa línea, yo me abrí, me quité de en medio y estoy muy orgulloso”

-¿Estás señalando a cuestiones administrativas cuando hablas de dejarte llevar por las personas de tu alrededor?

-No. A cuestiones sentimentales. Gracias a Dios puedo decir que he estado en todas las ferias importantes y he toreado con todas las figuras. A mí me ha ido bien en el toreo y lo poco o mucho que he ganado he tenido la suerte de tener un genio cerca, mi padre, que lo organizó todo y lo rentabilizó todo al máximo. En ese aspecto he tenido mucha suerte, es como un don añadido que me mandó Dios. Además, en mi etapa importante tuve un apoderado que apretó muchísimo a las empresas y me puso en categoría. Me fue muy bien con él y gané dinero.

-Me estás hablando, entiendo, de Pedro Castillo.

-Claro. Luego pasaron otros apoderados como Ignacio Zorita, al que recuerdo con un cariño muy especial. Eran otros momentos, en los que había que torear, llegar a un número de corridas, no salirte de las ferias… Cada apoderado tuvo unas expectativas dependiendo de mi momento. Todos los que me apoderaron lo hicieron bien conmigo.

-Cada torero tiene un apoderado referente y Castillo fue el de Vega, eso es evidente.

-Conmigo lo bordó. Fue una bestia. Mató por mí hasta el final.

-Prácticamente se retiró contigo. Yo no recuerdo que apoderase a nadie más.

-No. Pedro es una persona muy especial al que hay que conocer. Tiene un punto que hay que saberlo entender pero cuando se involucra en una cosa es el mejor apoderado que pueda tener una figura del toreo. Tiene una visión de apoderado grandísima, lo que pasa es que es un bicho de esos raros que no se dan mucho en el circuito y acaban desapareciendo porque ahora mismo se llevan otras cosas.

-Hay que ver la que liasteis en Bilbao cuando devolvisteis la pasta..

-Aquello tuvo su punto. Fue un acto de rebeldía. Hoy está todo como más domesticado o más normalizado. Esas cosas quedan ahí, tú mismo lo recuerdas, pero a veces no interesan en el sector y pasan desapercibidas. Date cuenta que eso pasó un mes de agosto y pusimos el toreo con las orejas tiesas.

-Hubo un tiempo en el que se podía leer en la prensa que Vega quería pisar el sitio de Ojeda o que Vega quería ser Morante…

-Se decía, pero Vega tenía que ser Vega. Hay que beber de todas las fuentes buenas, de todas, pero cuando tú llevas cosas buenas dentro hay que tener personalidad para mostrarlas. Tienes que dar libertad a tus sentimientos siendo fiel a ti mismo sin querer parecerte a nadie.

-No debe ser fácil

-Cuando eres joven hay muchos toreros importantes que te marcan, es lógico y no es malo, pero lo importante es pasar junto a ellos absorbiendo sus logros y sus cualidades pero a la vez hay que salir airoso de su influencia, no deben anular tu personalidad.

“Cuando decidí volver se me cerró el estómago, se me fue el apetito y se me cortó el sueño. A eso le llamo yo convivir con el miedo. Inconscientemente iba preparando el cuerpo a la vez que soñaba con torear”

-En una de nuestras anteriores entrevistas me decías que tu ilusión era vivir del toreo, llegar a vivir a lo grande entiendo, como el símbolo de la consolidación. La reflexión mezclaba además el factor necesidad que siempre se dijo que tanto influía en la carrera de los toreros, pero ahora vuelves por gusto, vuelves rico, a tomar viento la necesidad y el tópico.

-Rico tampoco, digamos que vuelvo tranquilo. En un momento de mi vida, como te he contado, tomé decisiones difíciles. Pude decir yo sigo, yo toreo, si toreo una pues una, pero sigo y no lo dije, me arremangué, peleé por los intereses familiares y ahora puedo volver tranquilo. Yo creo que las cosas así es cuando salen bien. Cuando no tienes necesidad de cobrar, cuando no tienes la necesidad de demostrar nada es cuando puedes torear para ti y no hay cosa más bonita que esa.

-Después de todo lo contado es fácil entender que has comenzado a torear en el campo y vas cogiendo el ritmo necesario para salir a la plaza. Supongo que después de tanto tiempo sin torear con exigencia profesional, tú también tendrías interés en comprobar qué Salvador Vega se avecina.

-Eso es lo que quisiera saber yo también. He toreado toros a puerta cerrada y ha habido días en los que los he visto muy grandes y días en los que ha surgido algo muy personal, un toreo muy íntimo, muy bonito, que a mí personalmente me ha gustado mucho. Si me ayuda el toro…

-Eso se necesita siempre para hacer el toreo bueno.

-Si me ayuda el toro… -insiste en la idea-, en ese caso todos esos sentimientos reposados que vienen conmigo, esa falta de urgencias que traigo, darán visibilidad al mejor Vega. Será algo bonito para los aficionados, algo para disfrutarlo todos.

IMPASSE POLÍTICO

-No podemos obviar que en este tiempo de no torear te metiste en la política y apareciste en las listas electorales.

-Fue cuando me lo pidió mi amigo Elías Bendodo, y a los amigos en los que se cree hay que seguirles. Fui cerrando las listas en un puesto en el que no tenía responsabilidad alguna y pasó desapercibido, pero después surgió lo de Miguel Abellán y lo de Serafín Marín, y la prensa lo magnificó. Yo creo que lo desenfocó, lo demuestra que en las últimas elecciones fui de la misma manera y no se le dio la importancia que se le dio en un principio.

-¿Tienes vocación?

-Yo no creo en los partidos, yo creo en las personas y me presenté como independiente, pero en Elías sí creo. Si no está él yo doy un paso al lado sin problema. Quiero dejar claro que no soy político, simplemente atendí los deseos de un amigo que consideró que era conveniente que estuviese. Prefiero la sombra.

-El toreo necesita gente amiga y responsable en esos puestos.

-En algunas ocasiones he aconsejado lo que consideraba que era bueno para el toreo y unas veces lo han tomado en consideración y en otras no lo habrán considerado. Yo no hago política, pero en lo que pueda respaldaré siempre el toreo.

-Volvamos a los toros. ¿Sabes?… los toreros de tu perfil artístico siempre son bien recibidos, siempre hacen falta, no pasan de moda.

-A mí los toreros buenos siempre me gusta verlos. Como torero y como aficionado. Digamos que tienen una tauromaquia distinta que se sale de lo normal y los aficionados, incluso los compañeros, son más receptivos para disfrutarlos. Los toreros que nos sacan de la normalidad, podría decirte de la monotonía, se agradecen. A los aficionados les gusta esa marcha.

“Para torear bien hay que dejar que las sensaciones se reposen, no hay que tener prisa, hay que escucharse internamente y dejar que eso salga. Es como decir, este soy yo y si sale, bien y si no… No se pueden forzar las cosas”

-¿Con quién vuelves, quién va a llevar tus asuntos?

-Vendrá conmigo José Luis Lara, que es amigo de muchos años. Una persona que transmite calma y es muy responsable. Él lleva otros proyectos musicales y taurinos, y todo lo que hace, lo hace bien. Esto para él es una ilusión. Tenemos buena sintonía. En estos momentos no me convendría una persona con prisas, contaminaría mi paz, que es una de mis bazas.

-¿Y si en esa paz suena un día el teléfono y te dicen que te llaman de Madrid?

-No me lo creo. Como están las cosas del toreo no me lo creo. El romanticismo se ha perdido, ahora esto va por otro lado.

-No te gusta.

-No he dicho eso. Digo que el toreo está como está, que va por otro lado, que las figuras tiran del carro y todo está muy estructurado. Yo soy más bien una opción, una guinda para determinados aficionados a los que una tarde les apetece ver torear bien y que a lo mejor se da y a lo mejor no pero no es determinante.

-O sea, que no te llamen.

-Yo no digo que no me llamen pero no es fácil que ocurra. Yo soy una persona muy realista que sabe cómo está el toreo y cuya intención es disfrutar.

-Pues en el toreo actual cabe que en una tarde se ponga todo de cara. Con una tarde lo pones todo a tu favor. Hay ejemplos recientes.

-Yo también lo he pensado pero me quedo con la opción de salir a torear y disfrutar. Luego lo que venga lo asumiré con torería.

-¿Ya has ido al sastre?

-Tengo que ir, me gustaría hacerme algo de ropa.

-Pensé que me ibas a contestar que te van bien los vestidos de antes.

-Que va, no, me están grandes.

-¡Hombre!

-Que sí. Con el ritmazo que llevo en la empresa, con la guerra de mis dos hijos, llevando el equipo del niño, entrenando yo… te prometo que me he quedado más delgado que cuando toreaba. Tengo que meter las taleguillas. En cualquier caso me quiero hacer algún vestido oscuro porque los tengo claros y me apetece para esta etapa algo más oscuro.

“Retirado aprendí a perdonarme, ya se sabe que cuando eres joven siempre estás exigiéndote, te riñes, digamos que sicológicamente te maltratas para dar más de sí. También comencé a respetar más y admirar más a mis compañeros, y a verlos como personas especiales, que es lo que son”

-¿Los chicos son aficionados?

-El niño, sí, la niña tiene sus dudas. Les hablan, escuchan y claro, a ella le preocupan los animales, pero trato de explicarles, de darles información para que lo entiendan. Lo fácil sería dejarla y lo difícil es dedicarle tiempo, explicarle, llevarla al campo, enseñarle la ley natural, la función que tiene cada animal… con el tiempo lo entenderá todo con naturalidad, pero ese camino es complicado, exige tiempo y los padres de ahora tienen muchas cosas que hacer y no quieren perder tiempo con esas cosas.

-En las fotos se te ven canas.

-Porque las tengo, las tengo, pero eso tiene solución.

-Recordemos la tarde de tus sueños.

-La de mi reaparición.

-Eso no es un recuerdo, eso es un presagio.

-Yo la temporada del 2004 me lo pasé muy bien.

-¿Con qué puntos cumbres?

-La confirmación en México, en Dax estuve muy bien, recuerdo las tardes de Málaga, de Valladolid… fue el conjunto. Fui creciendo por tardes e iba consolidando mi toreo.

-Hay que repetirlo.

-Hay que disfrutar.

Síguenos

ÚLTIMAS NOTICIAS

Cargando
Cargando
Cargando
Cargando
Cargando
Cargando
Cargando
Cargando