BENLLOCH EN LAS PROVINCIAS
Sevilla, sábado 28 de septiembre de 2019Sevilla, sábado 28 de septiembre de 2019

Lo peor llegó en el peor momento

El mundo del toro que sufre una descapitalización crónica puede haber dado la temporada por perdida
José Luis Benlloch
domingo 05 de abril de 2020

El toreo no escapa, más bien al contrario, al ambiente general de estupor y sorpresa por la que se le ha venido encima al mundo, y lo mezcla con la esperanza de un próximo resurgir -¡que no tarde!- y el convencimiento a poco que se sea realista de que ya nada será igual. En el mejor de los casos y por mucho que queramos jugar las cartas del optimismo se da la temporada por perdida si convenimos, es lo lógico, que la apertura no será de un día para otro ni mucho menos radical, ¡ya pueden ustedes ir a los toros…!, porque eso no va a pasar. Y cuando pase habrá que contar con la sicosis general que seguramente será reacia a las concentraciones.

Hasta ahora, nadie, que se sepa, ha entregado las cartas de la superación ante el desafío que se avecina, no ha habido tiempo ni para eso, pero los diversos sectores que componen el mundo del toro lucen, agrio honor, partes médico/económico en las cabeceras de sus actividades que dan pronósticos graves, muy graves y/o incompatibles con la realidad y en el mejor de los casos anuncian largos periodos de recuperación.

La Administración no les cierra las puertas pero tampoco les deja un sitio claro bajo el hipotético paraguas de las ayudas que tampoco nadie sabe hasta cuándo resistirá, el paraguas, claro.

En ese ambiente, con las cifras y las estadísticas cayéndonos encima cada mañana cual mazazos inmisericordes, una tele, todas las teles , una radio y más radios, un atril, dos atriles, tres atriles, contagiados, muertos, parados, desfachateces y mentiras políticas varias y risas inoportunas e impotentes…, en ese ambiente decía, los diversos sectores del toro, por fin, hacen atisbos de unión, empresarios, toreros, ganaderos…, y abren vías de comunicación, SOS, SOS y más SOS, con la Administración, que no les cierra las puertas pero tampoco les sienta a la derecha de Papá Estado, nadie lo esperaba, ni siquiera, al menos de momento, les deja un sitio claro bajo el hipotético paraguas de las ayudas que tampoco nadie sabe hasta cuándo resistirá, el paraguas, claro.

Ranking de damnificados

No es fácil señalar una jerarquía de damnificados. Cada cual levantará la mano de su puta realidad, yo, yo, yo: por un lado están los ganaderos, que van a tener que perder toda la cosecha cuando estaban a punto de recolectar, cuando ya habían desembolsado prácticamente todos los gastos de producción o casi, y ahora, muchos, tendrán que iniciar el camino del matadero para asegurar al menos el precio de la carne, senda o mejor atajo que me consta que algunos ya han recorrido; por otro lado están los empresarios, que se van a quedar sin ferias y con los arriendos avanzando amenazantes, tic, tac, tic, tac, cuando, algunos, ya habían hecho los gastos de promoción de las primeras ferias y otros contemplan atónitos la incertidumbre del estado de alarma y de lo que le siga a este en un horizonte todavía indescifrable, todo ello en un tiempo de descapitalización general ya crónica; y no hay que olvidar, faltaría más, a los toreros con situaciones muy disparejas, las grandes figuras con capacidad de resistencia o eso se les supone, frente a aquellos otros que, pasado el duro invierno, los inviernos en el toreo siempre tuvieron una connotación de estrechez, tenían depositado su futuro en los resultados de unas corridas que ya no se van a realizar; y en ese mismo sector de los toreros, porque lo son, aparecen las cuadrillas, a los que nadie les encuentra acomodo en las balsas de la supervivencia, ni son autónomos, ni están en nómina, ni tienen más sostén que las corridas toreadas y no han toreado. SOS, SOS, SOS… para ellos. Definitivamente lo peor llegó en el peor momento. Esto mismo sucede en el mes de octubre y la tragedia económica hubiese sido menos tragedia.

A puerta cerrada, no

Mientras, no cabe otra, toca buscar la mejor posición a la espera de que escampe y apostar a la ilusión, que no es fácil si lo hacemos desde el mirador de la consciencia. La gente del fútbol hace cábalas y más cabalas sobre cuando se podrá reanudar su actividad. Y hasta parecen forzar la situación bajo la clave económica y por mucho que en la situación actual pueda parecer, lo es, frívolo, elucubran con fechas y planes a corto plazo, la mayoría de los cuales pasa por jugar a puerta cerrada teniendo en cuenta que la taquilla supone un porcentaje prescindible en sus presupuestos, algo que no sucede en el toreo, donde la taquilla es, prácticamente, la única fuente de ingresos como consecuencia, sobre todo, de las campañas de presión y desprestigio que nos han echado encima los anti, al punto que los no excesivos ingresos publicitarios que llegaron a tener en los momentos más dulces han desaparecido.

Y si no fuese por los del atril, que no cesan de disparar cifras terribles e incompatibles con la ilusión de ir a los toros, diría que en estos días echamos de menos Sevilla y la corrida del Domingo de Resurrección y la vuelta de Talavante, y el examen de Pablo Aguado, las genialidades de Morante, las respuestas de Juli, de Ponce, de Manzanares…, pero la realidad es la que es y habrá que esperar y aprovechar, ya que estamos en estas, para mejorar lo mucho mejorable que tiene el toreo.

TEXTO PUBLICADO EN EL DIARIO LAS PROVINCIAS EL DOMINGO 5 DE ABRIL DE 2020

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