TARDES PARA LA HISTORIA

José Tomás y su primer aldabonazo como matador en Las Ventas

“Desde niño había soñado con esta tarde, esta faena y la Puerta Grande. El sueño ya es una realidad. Ansiaba cuajar una faena de este tipo. Conseguirlo ha sido algo inenarrable. Es algo imborrable. Los oles de Madrid llegan al alma”, señaló a la prensa el torero
Redacción APLAUSOS
martes 26 de mayo de 2020

El 27 de mayo de 1997 -este miércoles se cumplen veintitrés años- José Tomás abrió por vez primera como matador de toros la puerta grande de Las Ventas. Lo hizo tras desorejar a un toro de Alcurrucén tras una excelente faena basada en la mano izquierda. Aquel día, alternando con Litri y Julio Aparicio, el de Galapagar ganó todos los premios de la feria y se encaramó a la primera fila del toreo, arrancando, también su verdadero idilio con Madrid.

Zabala de la Serna, en su crónica de ABC, escribió sobre la faena del madrileño: “Bien empezó José Tomás, quien recibió al tercero con unos templados lances a la verónica, en los que siempre enganchó la embestida de su enemigo por delante. Y bien continuó el lucimiento con el percal en un ceñido quite por chicuelinas. Y muy bien cómo metió al de Alcurrucén en la muleta y al natural. Llevaba a media altura la cara el animal y, a base de obligarle, de echarle la franela al hocico, y rematar los muletazos, por abajo, con temple, de uno en uno, con hondura, con pureza, con muchísima verdad, se le entregó. Y también la plaza, que rugía cada vez que el diestro de Galapagar remataba cada pase detrás de la cadera. Toda la faena, a excepción de las dobladas iniciales, la cimentó sobre la mano izquierda, y hubo una serie, concretamente la tercera, la más ligada, la más perfecta, que se convirtió en el cenit de su obra de arte (…) La estocada final, definitiva, soberbia, hasta la bola, le aupó hasta la gloria de abrir la Puerta Grande de una tacada, con una sola faena”.

Luego, tras lidiar al sexto, un sobrero berrendo de Carlos Núñez que reemplazó al flojo titular de Alcurrucén, señalaba: “Moría el sexto, moría la tarde, y a José Tomás se le abría el pórtico de la gloria, la Puerta Grande. Se consolidaba la promesa de José Tomás, quizás, desde ayer algo más que una promesa”.

El propio torero confesaba en el mismo diario al periodista Luis Nieto: “Desde niño había soñado con esta tarde, esta faena y la Puerta Grande. El sueño ya es una realidad. Ansiaba cuajar una faena de este tipo. Conseguirlo ha sido algo inenarrable. Es algo imborrable. Los oles de Madrid llegan al alma”.

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