REPORTAJE GANADERO

Aguadulce: la esencia núñez de Manolo González pervive en tierras sevillanas

José María Aristrain de la Cruz comienza a ver los frutos del acertado refresco de su ganadería con el último reducto de la mítica vacada onubense
Redacción APLAUSOS
jueves 25 de junio de 2020

Fotos: Mauricio Berho

La ganadería de Aguadulce, propiedad de José María Aristrain de la Cruz, formada con sangre núñez, comienza a medir en el campo el éxito de su refresco con las vacas y sementales adquiridos a la familia González hace ya tres años. En aquel entonces, hasta Casa Toril -finca ubicada en la localidad sevillana de El Garrobo- llegaron treinta vacas y dos sementales puros de villamarta junto a cuarenta y cinco erales y cincuenta y ocho añojos herrados con las marcas de Manolo González y González Sánchez-Dalp, por cuyas venas también corría sangre de las otras dos ramas que llevaron al éxito a la recordada vacada onubense: la de rincón, por un lado, y la cruzada con domecq que se anunció en su día con el nombre de Toros de Jarrama, por otro.

Precisamente con parte de ese ganado que llegó a Casa Toril -con lo puro de villamarta, concretamente- los hermanos González tenían previsto retomar el proyecto de la ganadería una vez vendida la finca de Monte de San Miguel al empresario y ganadero Pepe Moya en 2017. La punta de ganado que conservaron para emprender de nuevo la aventura ganadera marchó hasta la finca del también criador de bravo Ricardo Gallardo a la espera de que los hermanos González encontraran nueva finca donde asentar su proyecto. Sin embargo, antes de que los hermanos encontraran explotación, Aristrain de la Cruz, a través del representante de su hierro de Aguadulce, Jesús Baquerizo, formalizó una oferta de compra que los hermanos González no pudieron rechazar y el proyecto familiar de retornar a la senda del bravo quedó definitivamente abortado. De este modo, de los predios gaditanos de Gallardo viajó todo el ganado que quedaba de los González hasta El Garrobo, donde su clase y buena casta está sirviendo ahora para mejorar la vacada de Aguadulce. “Siempre agradeceremos a Ricardo Gallardo su generosidad a la hora de permitirnos tener nuestro ganado en sus fincas”, señala Ignacio González.

MÁS DE VEINTE SEMENTALES APROBADOS

Una de las condiciones que los hermanos González trataron con Aristrain de la Cruz para formalizar la venta de su última punta de ganado fue que todos los machos fuesen tentados a puerta cerrada con el único objetivo de sacar sementales. En efecto, cuando los añojos y los erales cumplieron la edad de utreros fueron tentados, y cuál no sería su bravura que terminaron aprobándose más de veinte machos para convertirse en raceadores. Ignacio González, antigua cabeza visible de los hierros de Manolo González, González Sánchez-Dalp y Toros de Jarrama, asistió a todos y cada uno de los tentaderos y ha puesto durante todo este tiempo a disposición de Aristrain y Baquerizo sus conocimientos sobre familias y comportamientos, asesorando de este modo en las tareas de selección realizadas en Aguadulce. Así pues, entre los sementales aprobados estos años pervive la mejor esencia de los núñez de los González tanto en sus ramas de villamarta y rincón como en la cruzada con domecq. “La ayuda prestada por nuestro mayoral, Pedro Cid, también ha sido fundamental. Es un gran conocedor de las reatas y la ganadería”, añade Ignacio González.

Ahora solo queda esperar que los nuevos sementales liguen como merece su inolvidable historia; y a los aficionados, únicamente disfrutar de la nueva etapa de los Aguadulce -prometedora, a tenor también de cómo embistieron las becerras en el tentadero con Juan Leal y Ángel Jiménez que resume a través de sus cámaras nuestro compañero Mauricio Berho- y soñar con que algún día los González vuelvan a ser ganaderos: “Si volviésemos a ser ganaderos -aclara Ignacio González- no dudaríamos en intentar poder rescatar la ganadería que compró nuestro padre”. Que así sea.

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