Suele decirse que la trama taurina de los sanfermines es más sutil de lo que parece. Sin razón de peso se extendió un día la especie de que el único misterio de Pamplona estriba o estribaba en poner en liza los seis toros de la cabeza de camada, los seis mayores y más ofensivos de una ganadería. De una ganadería acreditada y notable, desde luego. Ahí no caben excepciones, sí distingos.