TAL DÍA ESTA SEMANA
Rincón, en torero desplante con el serio castaño de Moura.Rincón, en torero desplante con el serio castaño de Moura.

César Rincón abre por cuarta vez consecutiva la puerta grande de Las Ventas

Redacción APLAUSOS
martes 05 de octubre de 2010

Fue el 1 de octubre de 1991. Ese día, César Rincón entró en la historia al lograr la cuarta salida a hombros seguida en su temporada venteña. A las dos cosechadas en San Isidro -con toros de Baltasar Ibán y Murteira Grave- y a la obtenida en la Corrida de Beneficencia -con ejemplares de Samuel Flores-, el torero colombiano aceptó el reto de ir a la Feria de Otoño y volvió a alcanzar el éxito tras desorejar a su lote de toros de Joao Moura. Así lo narró José Luis Suárez-Guanes en APLAUSOS…

“La gente salió de la plaza con un entusiasmo rebosante. César Rincón, en el último minuto, había salvado la Feria de Otoño. El torero colombiano volvió a abrir la puerta grande por cuarta vez en una temporada. Desde luego, y espero no equivocarme, entra de lleno en el ‘guiness’ de la plaza de toros Monumental de Las Ventas. Ahora -no antes- pues, como me dijo en una ocasión Lucio de Sancho, y yo he comprobado, Aparicio (padre), de novillero, y El Viti, de matador, salieron dos días consecutivos por la puerta de Madrid en San Isidro”.

“Que me acuerde en este momento, Litri -en su primer año de alternativa- y Jumillano y Garcés, de novilleros -del segundo estoy algo menos seguro- consiguieron tal honor tres veces una temporada. Rincón, repito, lo logró por cuarta vez, un récord”. Así arranca Suárez-Guanes la crónica publicada en APLAUSOS el 7 de octubre de 1991, que prosigue: “Y dicho esto, diremos con justicia que César Rincón estuvo valentísimo y se la jugó de verdad, especialmente en el quinto de Moura, un toro bravo y encastado que tuvo su peligro, al menos lo pareció, y quiero insistir en eso del ‘pareció’, pues fue muy mal lidiado en banderillas”.

“Rincón -continúa- tuvo el mérito de aguantar las primeras embestidas fuertes con una gran quietud y entonces el camino resultó menos espinoso, aunque a mucha gente no le pareciera así, pues el toro por el lado derecho iba muy bien. Esto no resta mérito a la labor del de Colombia, que tuvo un alarde de vergüenza torera, aunque -a mí, personalmente- me pareciera que algunas cosas, como la petición de la segunda oreja y la segunda vuelta, resultaran excesivas”.

“Su primero -sigue- tuvo mucho mejor son y Rincón lo toreó francamente bien por momentos y siempre en ese tono de valentía que le ha hecho coger un puesto cimero del toreo. Personalmente me gustó menos que otras veces: el toro de Murteira de San Isidro, la tarde de Burgos, el toro de Bilbao, alguno de Salamanca, pero pienso que un crítico debe reflejar lo que dice la mayoría y ante ella me inclino, aunque pienso que dentro del grandioso mérito, se desorbitaron un poco las cosas, pues en ambos hubo pinchazo previo -además de aviso- antes de la estocada final y el aguante, el estoicismo y la valentía sobrepasaron a la calidad”, concluye.

Ese mismo día causó una gratísima impresión el vallisoletano David Luguillano, que confirmó su doctorado con un gran toro de Sepúlveda al que toreó con gran belleza, completando la terna el alicantino José María Manzanares, que no tuvo suerte en el sorteo.

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