MÉXICO

Inconmensurable Ponce, puerta grande en la México

Faena repleta de magia, temple e inspiración del valenciano en el sobrero de regalo
Redacción APLAUSOS
domingo 03 de diciembre de 2017

Oreja para El Payo tras una faena muy sentida, y valiente actuación de Joselito Adame, herido en banderillas

FOTOS DE TADEO ALCINA DEL FESTEJO

VÍDEO RESUMEN DEL FESTEJO

LA OPINIÓN DE MORA: “Ponce asombra en Insurgentes”

Fotos: TADEO ALCINA

La tarde comenzó con una calurosa ovación del público a Enrique Ponce, que el valenciano compartió con sus compañeros. La afición mexicana le agradeció su gesto de donar sus honorarios para los damnificados del terremoto que devastó la ciudad. Un cariño que Ponce devolvió después con un toreo entregado y pinturero.

El segundo de la tarde, primero de la lidia a pie, saltó el callejón y quedó atrapado en el burladero de picadores. Tras varios minutos de incertidumbre se logró sacar al de Barralva, que fue recibido por Enrique Ponce con cadenciosas verónicas y chicuelinas muy pintureras. Pero acusó el animal el incidente, que mermó sus condiciones físicas. A pesar de su calidad y de su edulcorada embestida, ni la suavidad ni técnica de Ponce lograron hilvanar una faena ante un animal muy mermado de fuerzas. Imposible mantener al toro en pie.

Las ganas, la ambición y la raza de figura de Enrique Ponce brotaron frente al quinto, un toro falta de raza, sin entrega y que llevó la cara alta. Condiciones que no mermaron las ilusiones de Ponce, que se inventó una faena variada, pinturera y llena de detalles personalísimos. Entrega máxima del valenciano, que mató de una estocada entera y dos descabellos.

Ante la insistencia del público, Enrique Ponce regaló el sobrero, un astado de pelaje sardo de Teófilo Gómez con una embestida pastueña y noble. Ponce puso la técnica al servicio del arte, supo tirar muy bien del toro, darle su sitio y tiempo, lo llevó muy templado y sin tirones. Y surgió el toreo entregado, de gran naturalidad, expresión y belleza. Hubo cambios de mano que resultaron antológicos. Las poncinas finales pusieron al público en pie, entre gritos de ¡torero, torero! Se entregó México al arte y la magia del valenciano. Mató de estocada caída. Dos orejas con petición de rabo, y arrastre lento para el toro.

Joselito Adame recibió al tercero de la tarde a portagayola. Las buenas intenciones del hidrocálido se toparon con un toro con tanta calidad como falta de raza y emotividad. Por encima del toro Adame, que toreó con verticalidad y templanza en los primeros pasajes, antes de acortar distancias y, en terrenos de cercanías, sacar provecho con valentía del toro de Teófilo Gómez, que embistió mejor por el pitón derecho. Muy entregado en todo momento, sacó muletazos de bella factura. Entró a matar con un sombrero charro, entre división de opiniones. El descabello le negó el trofeo.

El sexto cogió a Joselito Adame en banderillas. Fue en su segundo par cuando el diestro tropezó en la misma cara del de Barralva en el momento de levantar los palos, y ya en el suelo el toro le lanzó varios derrotes. Visiblemente herido aunque sin muchos gestos de dolor, aguantó Adame en la plaza hasta dar muerte a un animal deslucido. Meritorio su esfuerzo.

El cuarto también saltó al callejón. Deslucido resultó el de Barralva, que tuvo poco celo y ninguna entrega en su embestida. Lo intentó El Payo, muy firme y digno en todo momento, pero la faena nunca prendió la llama en los tendidos.

Importante fue la faena de El Payo al séptimo de la tarde, un toro excelente de Teófilo Gómez que tuvo muy buen son en su enclasada embestida. Ya de salida, Octavio meció el capote con mucho compás y cadencia a la verónica. Bonitas las medias para abrochar. Manejó la muleta con suavidad y despaciosidad, acompañando la embestida con elegancia y naturalidad. Faena de muy buena expresión y que conectó con el público. Paseó una oreja.

Abrió plaza el rejoneador Jorge Hernández Gárate, que se encontró con un buen toro de El Vergel, noble y colaborador. Faena aseada y a la altura de su buen oponente, la del jinete mexicano, que perdió una oreja por fallar con el rejón de muerte. Brindó su labor a Enrique Ponce.

Domingo, 3 de diciembre de 2017. Seis toros de Teófilo Gómez (3º, 5º, 7º y el 8º, sobrero de regalo) y Barralva y uno para rejones de El Vergel, correctos de presentación, nobles, con calidad aunque faltos de raza y transmisión. El rejoneador Jorge Hernández Gárate, silencio; Enrique Ponce, palmas, vuelta al ruedo y dos orejas con petición de rabo; Joselito Adame, silencio en ambos; y Octavio García “El Payo”, silencio y oreja. Entrada: Más de 25.000 espectadores.

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