Ha hecho del caballo y del toro su forma de vida. Veinte años de alternativa son el aval de un veterano joven al que la profesión no ha tratado con equidad. Consumado jinete y torero de excelsas y sobrias formas, Raúl Martín Burgos se ha visto relegado a plazas de menor entidad por la feroz competencia, la escasez de puestos en las ferias importantes y las circunstancias del propio sistema. Sin embargo, sus pretensiones pasan actualmente por vivir el día a día con la ilusión del que empieza en la profesión con el objetivo primordial de disfrutar de cada momento y con el sueño de poder verse aún anunciado en las principales plazas y ferias del calendario taurino.
– “Tengo la ilusión de poder meter la cabeza en alguna feria importante o de poder entrar en Madrid. Pero tampoco me obsesiono porque lo que quiero es disfrutar y salir a la plaza con esa ilusión que todavía no me falta”
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