SEMANA GRANDE

Ciencia, arte y poder de El Juli, importante en San Sebastián

Padilla, como Manzanares, fue ovacionado en su adiós al coso de Illumbe en un festejo en el que el madrileño tocó pelo en sus dos turnos
Libertad Rodríguez
miércoles 15 de agosto de 2018

Fotos: ANDRÉ VIARD

Con una larga cambiada de rodillas arrancó Padilla la lidia del primero. Continuó llevándolo a los medios por verónicas, galleando por chicuelinas ajustadas para dejar al toro puesto en suerte ante el caballo. Gustó con los palos, clavando el último par al violín. Brindó al público e inició por doblones su faena de muleta, sacándose al animal con suavidad a los medios. Alternó las series por ambas manos, ganando el trasteo en intensidad a medida que avanzaba la lidia. El toro resultó noble, con clase, transmitió, humilló y permitió, sobre todo por el pitón izquierdo, el lucimiento de su matador. Culminó Padilla con manoletinas ajustadísimas y un buen pase de pecho. Mató de estocada tendida y varios descabellos que malograron su quehacer.

El Juli cuajó una faena de gran dimensión al segundo de la tarde, un astado que humilló y permitió al madrileño ligar grandes series por ambos pitones. Hubo que darle tiempos al animal. De hecho, se paró antes de lo previsto. El madrileño, que había brindado su labor al público, mató de una certera estocada y paseó un apéndice.

Manzanares elaboró una primera faena de entrega y disposición ante un astado que, aunque transmitió, no fue fácil. Hubo buenas series por ambos pitones a cargo del alicantino, que mató de estocada certera y fue ovacionado.

El cuarto no se lo puso nada fácil a Padilla en su adiós a San Sebastián. El toro, abanto de salida, sacó complicaciones y peligro en el último tercio. El jerezano solventó la papeleta con oficio, optando por abreviar. Marró con los aceros y fue silenciado.

El Juli volvió a rayar a gran altura ante el quinto. Sublime labor del madrileño, en la que hizo gala de todas y cada una de las virtudes que atesora su toreo. El trasteo derrochó arte y temple, coronándolo de estocada efectiva. Se le concedió una oreja y se le pidió con fuerza una segunda. El buen toro fue aplaudido en el arrastre.

Faena complicada la de Manzanares al sexto, un astado reservón al que, sin embargo, logró extraerle a base de mucha predisposición pinceladas de buen gusto. Mató de estocada tendida, viéndose obligado a usar el verduguillo.

San Sebastián, miércoles 15 de agosto de 2018. Semana Grande. Toros de Garcigrande y Domingo Hernández (3º y 4º). Bien presentados y de juego variado. Destacaron por buenos el excelente 1º y el 5º. El peor, por complicado, fue el 4º. Juan José Padilla, saludos tras aviso y silencio; El Juli, oreja y oreja con fuerte petición de la segunda tras aviso; y José María Manzanares, ovación y silencio tras aviso. Entrada: Tres cuartos. Tras el paseíllo, Padilla fue invitado a saludar desde los mismos medios de la plaza.

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