La Pincelada del Director

Los disgustos semanales (y… algún gozo)

José Luis Benlloch
lunes 10 de septiembre de 2018

La semana ha tenido su disgusto. Todas las semanas, uno. Por lo menos uno, como los plátanos. Esta vez el epicentro estaba en Valladolid. Las redes y las crónicas echaban humo con la corrida de Morante/Manzanares. Vistas las fotografías y demás documentos gráficos de los funos lidiados, la fogata estaba más que justificada. Fue tarde de ilusiones envenenadas por los propios taurinos. Y habría que incluir a la propia autoridad, sobre todo a la propia autoridad, como última responsable. Esta vez, no es eufemismo ni falacia, el enemigo estuvo dentro. Lo que no quiere decir que no los haya fuera. Por ejemplo el mismo alcalde de esa ciudad, por mucho que la noche del domingo se explayase con una elocuente oratoria en el programa de Molés, a mayor gloria propia. Trató de justificar lo injustificable: que todas las decisiones que ha tomado en torno al mundo del toro han sido contra el toro. No coló tanta excusa. A mi entender, no. Habló de respeto, sacó pecho sobre su capacidad de análisis, puso datos sobre el micrófono que no hubo forma de comprobar y presumió de aficionado.

Todo ello está muy bien, pero cerró el museo porque no iba gente en lugar de potenciarlo; retiró la subvención a la Feria de San Pedro Regalado, pero no se acordó de ayudar a los chicos que quieren ser toreros o a los aficionados que les gustaría tener el mismo trato que los que nos gusta el cine o los recitales de Raphael pongo por caso; se cepilló la nominación de “Valladolid, ciudad taurina” sin que la historia o la actualidad lo contradigan; negó que hubiese borrado los toros del programa oficial pero no hubo forma de que Gonzalo I. Bienvenida encontrase rastro de las corridas de toros en la web oficial… Lo escuchas y te dices ¡qué bien habla, coño, qué dialogante es este hombre! sí, pero lo piensas y te tienes que preguntar ¿y este hombre no ha encontrado en ninguno de los casos un solo argumento a favor de los toros, ni uno? Vaya equidistancia, como apuntó Gonzalo. Vaya aficionado. Así se entiende que no vaya a la plaza. No recuerdo si dijo que gobernaba para todos, pero desde luego no lo hace. Naturalmente lo prefiero a los que insultan en las puertas de las plazas, es más elegante, pero unos y otros empujan en la misma dirección.

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