La negativa de Morante a entrar en los carteles de otoño de Zaragoza y Madrid, un veto público a la televisión, le ha privado de poder gozar de la fortuna de toros relevantes de Fuente Ymbro, Victoriano del Río, Montalvo, El Pilar y hasta de sus ganaderos de cámara, los hermanos Matilla. Improvisada a la fuerza, la feria del Pilar se ha sostenido poderosamente. La de Otoño de Madrid aún colea.
– El toro que había buscado y no hallado Morante en Valladolid, Santander o Sevilla, donde según cronistas precisos había tocado fondo la ganadería, estaba en los corrales de Zaragoza, que son amplios, funcionales y de sencillo manejo. No un toro sino dos y medio y casi tres
– No es fácil asimilar ni siquiera pretender emular o imitar las formas del clasicismo, es decir, del compromiso con las raíces del auténtico toreo moderno, alumbrado hace ahora muy poco más de un siglo y especie en peligro de extinción
– Con una gotita de impostada pedantería, las últimas veces en que Morante ha aludido a Joselito el Gallo, Gallito, lo ha llamado José a secas. La familiaridad de quien ha buscado inspiración en la tauromaquia inabarcable y seguramente inimitable de Gallito
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