ENTREVISTA A SERGIO GALÁN

“Mi prioridad es torear despacio y con pureza”

“Me ha preocupado más sumar en calidad que en cantidad. Nunca me motivó especialmente quedar líder del escalafón ni nada parecido”, reconoce el conquense
Julio César Sánchez
lunes 31 de diciembre de 2018

Es uno de los clásicos del escalafón de rejoneadores -o toreros a caballo, que es la consideración que él prefiere-, tanto por llevar en él un tiempo más o menos prolongado -desde 1998- como por plasmar en sus actuaciones un toreo que huye de efectismos y que, a pesar de una cierta posición de desventaja con respecto a otras montas más espectaculares que enervan los tendidos, sin embargo goza del aprecio del aficionado por mantenerse ajeno a modismos más efímeros. Es Sergio Galán, clásico entre los clásicos.

-¿Qué sensación le ha dejado 2018?

-He tenido sentimientos que me indican que he dado un paso más en mi toreo. Inicié el año en Illescas, pero el primer triunfo grande llegó en Valencia, donde corté tres orejas. Y luego he toreado 22 corridas, un número de festejos muy parecido al de los últimos años, haciendo el paseíllo en plazas importantes como Sevilla, Madrid, Granada, Santander, Dax, Cuenca o Murcia, además de en otros cosos de menor trascendencia. No ha sido una temporada de una cantidad elevada de festejos, pero desde la reducción que se produjo hace unos años, acumular una veintena de actuaciones yendo a gusto es para sentirse satisfecho. Lo que sí destacaría es que a mediados de temporada atravesé una racha en la que los toros no me embistieron.

-¿Ha sido la de Valencia su mejor tarde de la temporada?

-Fue una de las mejores actuaciones de este año. Se juntó todo. Hubo triunfo numérico pero también artístico, lo cual no siempre va unido. Además se daba la circunstancia de que llevaba varios años sin torear en Valencia, y aquel día me pude desquitar. Los caballos estuvieron a un gran nivel, la corrida de Bohórquez salió muy buena y disfruté mucho toreando.

-¿En qué quiere mejorar Sergio Galán después de veinte años en la profesión?

-Torear despacio y la fidelidad a un concepto puro son mis prioridades. Siempre me ha preocupado más sumar en calidad que en cantidad. Nunca me motivó especialmente quedar líder del escalafón ni nada parecido. Siempre he intentado que se me respete y también cuidar el festejo en el que voy a anunciarme en general. Que la gente que vaya a verme salga contenta de la plaza.

-Al consultar su web llama la atención el hecho de que se anuncia como “torero a caballo” en lugar de rejoneador.

-Lo tuve claro desde mis inicios. Creo que fui de los primeros en distinguir entre rejoneador y torero a caballo. Rejoneador es aquel que simplemente clava, y mi intención es clavar toreando a caballo. Utilizar el caballo como si fuera un capote o una muleta. Lo que siempre me obsesionó fue torear lo más despacio posible. Cuando veo a un torero a pie, lo que más me llena es la despaciosidad. Eso es por lo que me esfuerzo a diario y cada vez que toreo en una plaza.

“Me ha preocupado más sumar en calidad que en cantidad. Nunca me motivó especialmente quedar líder del escalafón ni nada parecido”

-En relación con lo que acaba de decir, ¿no siente que a veces usted juega con cierta desventaja al ejecutar un toreo más clásico, más despacioso y sin efectismos?

-Un poco sí, sobre todo de dos años a esta parte. A veces tengo una sensación rara. Podríamos decir que cercano a lo frustrante, sobre todo cuando veo que algún compañero sale a hombros después de cortar cuatro orejas, por ejemplo, y yo, que he intentado hacer las cosas despacio, yendo recto, con la mayor pureza, no se me conceden tantos trofeos. Se te queda cara de tonto. Todo ello quizá se deba a que en el toreo a caballo hay modas, y en este momento creo que prima una ejecución más espectacular, como pasaba antes de la llegada del maestro Pablo Hermoso de Mendoza, que cambió las cosas a un toreo de mayor despaciosidad y pureza. Es cierto que no es fácil aguantar el tirón siendo fiel a un concepto que cala menos en los tendidos, aunque a mí personalmente es el que me llena como profesional.

-¿Quizá falten conocimientos para distinguir un estilo de otro?

-No digo que hacer el rejoneo más espectacular sea fácil, pero creo que lo puro y lo más meritorio es lo otro. Es posible que el público que acude a los festejos de rejones tenga menos conocimientos que los que van a los festejos a pie, y no se distinga tanto si vas de frente y te lo pasas más cerca, si clavas al estribo… Quizá falte una labor divulgativa para que se sea capaz de distinguir y se tenga una mejor capacidad de juicio.

-Parece que algo se está moviendo respecto a las ganaderías que se lidian. ¿Qué opinión le merece esta circunstancia?

-Más que en encastes, creo en ganaderías. Hay vacadas de murube que están en un momento espectacular y otras que no atraviesan una buena racha, siendo del mismo encaste. Por tanto, más que la procedencia, hay que mirar el momento de cada ganadería. Hay que cuidar el espectáculo para que el público quiera volver. En este sentido los toros a lidiar tienen mucha importancia, aun siendo imposible conseguir la infalibilidad.

-¿Ve relevo para la generación que hoy día ocupa la élite del toreo a caballo?

-Sí lo veo, pero también debo decir que no lo tienen fácil. Antes se daban muchos más festejos y había oportunidad para que los que estaban empezando se rodaran. Ahora es mucho más difícil adquirir ese rodaje; simplemente porque no hay tantas oportunidades. Los chavales que lo intentan en la actualidad tienen mucho mérito, aunque el toreo nunca fue fácil.

Embroque, la estrella de 2018

La cuadra de caballos de un rejoneador se antoja un aspecto fundamental para alcanzar los triunfos soñados. De su puesta a punto óptima -y de sus aptitudes naturales- depende en gran medida el éxito. “El nivel de las cuadras de quienes estamos en las ferias -admite el conquense- es altísimo. Si tuviera que destacar a un caballo de la mía sobre otros en este 2018 sería Embroque, un caballo relativamente nuevo pero que ha crecido de una manera fantástica. Además -continúa- me ayudó a suplir un problema que me surgió a mediados de julio, cuando se me lesionaron las dos estrellas de mi cuadra: Apolo y Ojeda. También Bambino ha tirado del carro cuando ha tenido que hacerlo. Y para el año que viene tengo cinco potros en los que tengo depositadas muchas ilusiones. Hay que seguir buscando y soñando con mejorar”.

Fotos: ARJONA y GLEZ. ARJONA

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