La Pincelada del Director
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Simón rescata el bombo

Algo se ha movido, el sistema tiene resquicios, y el bombo posibilidades para implantarse aunque deba mejorar en lo mejorable. Simón se ha salido con la suya. Es su logro. Ahora volver atrás tendría un precio alto para quien lo intente
José Luis Benlloch
lunes 11 de febrero de 2019

Otra semana para ilusionarse. De lunes a sábado, de Valencia a Madrid pasando por Sevilla, donde Morante ha dicho sí, cuatro tardes nada menos, incluso con televisión, lo que no se sabe es el grado de aceptación que tendrá con el modelo de retransmisión que tanto ha denostado últimamente. Cosas de los genios, después de transmutarse en Norman Foster allanando el ruedo o pintando el maderamen de la plaza, ahora aparece como un Marshall McLuhan contemporáneo analizando los estilos de la comunicación. En realidad nada que no se olvide en cuanto meza el capote o le haga una brujería al toro. Son los privilegios de los artistas y ante eso… yo iré a verle en cuanto le vea anunciado. Intentaba escribir de las sensaciones que me han transmitido estas vísperas de temporada. A mí me ilusionan. Y creo que es general salvo ataque de masoquismo o gusto por regodearse en las miserias. Bueno, déjenlo en salvo en un exceso de autocrítica. Pues eso, salvo rarezas, la realidad es que hubo nuevos temas para atacar la temporada con ilusión. La misma presentación de los carteles de Valencia tuvo un clima excelente, diría que nacieron bajo los mejores augurios. La gala de la presentación estuvo revestida de un rango cultural de nivel: oratoria brillante, música clásica, auditorio repleto y tertulias largas. Los carteles, por su parte, tuvieron una buena acogida. Ya dije que están todos los que son, a excepción del ataque de absentismo de Morante con la excusa de la televisión, que pocos días después, felizmente, parece haberse puesto por montera. El único reparo que he escuchado a las Fallas, yo mismo lo he planteado, es la falta de algún doblete más en las alturas, pero tanto, justamente, hemos manejado/reivindicado el concepto de renovación y variedad, que ahora se hace difícil reclamar la repetición de las primeras figuras por cuanto no hay sitio para más y, como ya escribí en alguna ocasión, soplar y sorber a la vez no es posible y si los consagrados ocupan más espacio no caben las novedades y hay muchas y con muchas expectativas. Así que a riesgo de que el gran público pueda frenarse, bienvenidas sean las Fallas 2019. Ahora solo queda que las novedades se justifiquen y que las figuras defiendan con coraje su estatus.

El que no sea sorteo directo y total lo hace posible -no es un trágala por cuanto respeta los derechos esgrimidos por las figuras- y supone un claro avance frente al inmovilismo

Pero por encima de todo, la noticia de todas las noticias, que a buen seguro generará más noticias y su ración de polémica, es el anuncio del productor Simón Casas confirmando, cuando ya se había dado por misión imposible, que habrá bombo en San Isidro. Será en diez corridas y con ciertas condiciones. A unos les parecerá poco, a otros mucho, a otros innecesario, a mí me parece un buen avance. Una solución de síntesis entre todas las posturas. Entre hacerlo o no hacerlo, entre dejar que el gran impacto de Otoño quedase en la nube de los recuerdos o meterle un mordisco al sistema monolítico de San Isidro, me quedo con esta versión. Primero que se mueva, que una vez abierta una rendija, todo es posible.

Otro volantazo de Morante, ahora ha revisado su posicionamiento frente a la televisión en una nueva pirueta, nada que no se pueda dispensar si acaba toreando como torea

Diez corridas son el treinta por ciento de la serie, así que el mordisco es importante, lo suficiente para que se deje sentir; luego, que no sea un sorteo total y puro, lo hace realizable cuando a todos hacerlo en San Isidro nos parecía una utopía. Al fin y a la postre, en el deporte, que tienen más tradición y conocimientos de estas cuestiones que en el toreo, lo practican con condiciones semejantes con los cabezas de serie y tal; a su vez permite respetar las teorías de las figuras, que esgrimen sus derechos ganados en buena lid a elegir, no es un trágala por tanto, el que no quiera bombo, puede venir en elección directa; finalmente, con las corridas elegidas, a la gran mayoría le costará decir que no a riesgo de sonrojo y quedar retratado. Y, sobre todo, viniendo de donde veníamos es un avance considerable. Algo se ha movido, el sistema tiene resquicios, y el bombo posibilidades para implantarse aunque deba mejorar en lo mejorable. Simón se ha salido con la suya. Es su logro. Ahora volver atrás tendría un precio alto para quien lo intente.

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