ENCUENTROS CON JOSÉ LUIS BENLLOCH

Curro Díaz, puro Linares, puro torero

“Diciéndome que soy un torero artista igual se quedan cortos. Yo repaso mi carrera y veo que he hecho cosas que muy pocos toreros de los que consideramos artistas han podido hacer. Y si han podido, no lo han hecho”, admite
José Luis Benlloch
jueves 28 de febrero de 2019

-Que digan que eres un torero artista no sé si a estas alturas te gusta, si es verdad, si nos quedamos a medias, si te jode, si te ha traído más beneficios que…

-Para mí es un honor, un privilegio.

-Yo no las tenía todas conmigo.

-También es verdad que diciéndome que soy un torero artista igual se quedan cortos. Yo repaso mi carrera y veo que he hecho cosas que muy pocos toreros de los que consideramos artistas han podido hacer. Y si han podido, no lo han hecho.

El de Linares ha sacado pronto el carácter. Empieza bien la entrevista. Y para polemizar sobre ese tema de los artistas y los menos artistas cabría poner sobre la mesa una extensa lista de corridas de las llamadas duras, que en realidad lo son y que figuran como parte del argumento en sus mejores tardes. Desde aquella del Cura de Valverde con la que confirmó y resucitó en Las Ventas, pasando por las de Adolfo o Victorino con las que se las ha visto, como la de aquella tarde de Almería con la que conquistó el capote de paseo que le acreditaba como triunfador de la feria de 2017, éxito que ratificó el año siguiente con tres orejas en una corrida de El Torreón para dejar claro que puede pescar y lucir a un lado y otro de esa frontera que habitualmente dicen que separa de manera radical a los artistas de los que lo son menos artistas.

-En cualquier caso, ser torero de los considerados artistas ayuda.

-Ayuda porque tengo muchos partidarios por ese mismo motivo, porque me tienen catalogado en esa línea; pero también muchas veces, cuando hago un esfuerzo quita, bien porque no lo vean o bien porque no quieran verte en ese palo. Pero todo eso es parte de mi personalidad y no voy a renunciar a ello.

Hemos quedado entre tentadero y tentadero. Son meses en los que se intensifica la vida de torero. Y cuando no hay tentadero hay toreo de salón y tertulia y presencia en las peñas. También paseos por Sevilla, muchas horas a la familia porque luego llega la temporada y hay menos ocasión, y hasta le escriben libros sin que en ningún momento nada de ello descomponga su postura de torero, que no es lo mismo que pose, que es parecido solo que artificial y este Curro es torero desde que lo trajeron al mundo, en Linares nada menos, así que no tiene necesidad de impostar nada, a él lo de torero le sale de lo más natural.

“En ocasiones me la he jugado y no se ha entendido. A mí se me ha cantado más cuando he toreado toros bien que cuando he hecho un esfuerzo real. Han premiado más mi disfrute que mi esfuerzo”

-¿En qué has evolucionado en esas cuestiones?

-Yo soy así desde siempre. Lo que no quita que hoy día toree mejor que en cualquier otra etapa de mi vida. Mejor que al principio, claro. Es lógico o no, no sé, el caso es que he tenido la capacidad y la suerte de ir para adelante y evolucionar sin renunciar a mis sentimientos. He tenido tiempo de conocerme, de reflexionar, de asumir mis errores y mis aciertos. Te voy a decir algo que puede parecer una tontería, pero ahora mismo yo no me parezco a nadie.

-Puede parecer una petulancia.

-Pero no lo es. No lo digo por presumir, tú me has pedido hablar claro y yo lo hago, no lo voy aireando. Yo lo creo así, también la prensa lo ha dicho en ocasiones. Yo no te he dicho que sea el mejor, que eso sí sería una petulancia.

-¿Técnica y arte ir pueden ir juntos?

-Existe una técnica para entender el mayor número de toros pero cuando un toro embiste, sea del hierro que sea, la técnica pasa a un segundo plano y se impone tu sentimiento, tus maneras de interpretar.

Su madurez como torero lleva implícita su madurez como aficionado. Le gustan los toros, le gusta hablar de toros, convivir con los aficionados… y vale la pena aprovecharlo, escuchar a Curro aporta. Hubo un tiempo, le planteo, que su cruz era la largura de sus muletazos, teoría que nunca compartió ni creo que haya cambiado de idea ni siquiera que le guste, pero aun así se lo saco a cuento que para algo estamos en una entrevista.

-Bueno, sí, no… Te voy a decir una cosa.

-Dímela.

-Cuando decían que mis muletazos eran cortos me ponía vídeos y me daba cuenta de que toreaba con más profundidad que algunos que pegaban naturales o derechazos de tres kilómetros.

-Y lo preferías así, te mantenías en lo tuyo, claro.

-Es que… Muletazo corto, muletazo largo… Ha habido sambenitos que se me han colgado porque eso era gratis. Obviaban la hondura, parecía que molestase que mis muletazos fuesen hondos y la hondura también es una dimensión, no lo olvides. Además, la largura la mayoría de las veces va unida a la velocidad.

“He tenido tiempo de conocerme, de reflexionar, de asumir mis errores y mis aciertos y ahora mismo no me parezco a nadie. No es una petulancia ni lo digo por presumir, tú me has pedido hablar claro y yo lo hago. Tampoco he dicho que sea el mejor”

-Bueno va. Te veo motivado, por no decir arrancado.

-Me ha salido Linares, solo eso, lo reconozco, ya sabes lo que somos en Linares. No sé si decirte que lo siento.

-Siempre fuiste a la tuya, siempre, y uno no sabe si calificarlo de tozudo o de leal a un concepto.

-Unas veces he sido tozudo. Sobre todo en mis principios, cuando no me ponían las cosas fáciles y me empeñé en salir adelante. Luego he sido leal.

-Leal a Curro, pero no tanto al muletazo corto, que no debe ser tanto porque ya no se escucha esa teoría.

-Leal a Curro siempre. También reconozco que algo de verdad tenían esas críticas. Y cuando he entendido que algo era mejorable en mi toreo sin traicionarme no me han dolido prendas en aceptarlo. Luego llega un momento en que por culpa de una lesión mi muletazo tiene forzosamente otra trayectoria, ni más corta ni más larga, diferente. Todos evolucionamos.

PERLAS Y BRUJERÍAS

A estas alturas del año Curro ya ha dejado una retahíla de perlas y brujerías en Valdemorillo, que no hace falta recordar que son las mismísimas puertas de Madrid, donde das un grito o le pegas un trincherazo a un toro y te oye hasta la misma doña Cibeles. Pues eso mismo es lo que ha hecho. Sin que por ello haya echado las campanas al vuelo que otros por menos…, pero no.

-La temporada ha arrancado como siempre, como todas, con un cúmulo de ilusión y de incertidumbre. A estas alturas del año siempre te ilusionas en que todo saldrá como uno quiere.

-¿Tiene algo de particular?

-No especialmente. Hay que salir arreando desde el principio. Eso no cambia. Todos los años es obligada esa postura.

-¿Cómo fue la temporada pasada?

-La más regular de mi vida. Cuajé muchos toros pero me faltaron algunas ferias. Hubo momentos muy buenos en Sevilla y en San Sebastián, donde debuté, pero me faltó el éxito de Madrid donde todos los años triunfaba y me faltó también estar en Zaragoza, en Jaén, o en plazas donde había cortado orejas el año anterior, como Bilbao, y no me llevaron este.

“He tenido la suerte de saber en cada momento lo que he ganado y nunca he llorado por lo poco o lo mucho que he cobrado. Nunca me sorprendió una cuenta. He sido un privilegiado en ese sentido”

-¿En esos casos decimos que en el toreo no hay justicia?

-No, no. Yo no he dicho eso. El toreo no es más injusto que la vida. Y a su favor hay algo muy bonito, que puedes cambiar tu vida a pesar de lo establecido. Yo lo pienso así o lo quiero pensar así. Es más, si no fuese así no seguiría. Que mereces estar en una feria y no estás, pues otras veces no lo has merecido y has estado.

-¿Tú has sentido la injusticia?

-Claro, como todos, pero siempre de puertas para adentro. No soy un torero quejica ni de reivindicaciones ni de llantos. Si algo he tenido con alguien he ido y se lo he dicho a él.

-¿Rebelarse es conveniente?

-No conformarse sí, claro. No hay que tragar. Siempre que se pueda hay que rebelarse, solo que hay que saber elegir el sitio y el momento. Por salud mental es conveniente.

-¿Qué opinas del bombo?

-Todo lo que sea innovador y atraiga a la gente a la plaza me parece sensacional.

-¿Tú te has ofrecido?

-Naturalmente. Yo estoy aquí para torear.

-Son veintidós temporadas como matador. Eso son muchas.

-O muy pocas. Cada día es un volver empezar, me ilusiona, a mí me sucede así, cada día quiero torear mejor… Aunque sé que cada año queda menos, es algo que no me planteo. Cuando llegue el día de irme no quiero haber dejado nada pendiente.

-¿Está siendo como pensabas en tus inicios?

-Nunca es lo mismo, pero soy muy feliz. No tengo cuentas pendientes con nadie, ni momentos personales que me hayan marcado. Lo peor ha sido, eso sí me ha dolido, la muerte de compañeros en la plaza. Lo otro ha sido una lucha bonita, con batallas que he ganado y batallas que he empatado. No tengo sensación de derrota ni guardo rencores, al contrario.

PREMIO AL DISFRUTE

-¿Hablamos del valor?

-Hablemos.

-Dime.

-Decía Martín Berrocal que el valor estaba en frascos, que todos teníamos valor y que unos lo gastaban y otros no, que unos se quedaban sin valor y otros lo tenían intacto. Yo he tenido ese valor y lo he sacado en el momento que tenía que sacarlo. Incluso he tenido que pagar delante del toro lo que no he querido pagar fuera. Lo he asumido y donde no me llegaba el valor le ayudaba con la raza, con el carácter. En esas cuestiones hay una particularidad a tener en cuenta.

-¿Cuál?

-En ocasiones me la he jugado y no se ha entendido. A mí se me ha cantado más cuando he toreado toros bien que cuando he hecho un esfuerzo real delante del toro. El esfuerzo se veía como normal y el toreo bueno se cantaba como algo especial. Han premiado más mi disfrute que mi esfuerzo.

-Yo he visto a la gente emocionada en Zaragoza con tu disposición.

-Sí, cuando llevaba ya una paliza fuerte encima. Aquel día estaba KO ya.

“Yo he tenido valor y lo he sacado en el momento que tenía que sacarlo. Incluso he tenido que pagar delante del toro lo que no he querido pagar fuera. Lo he asumido así y donde no me llegaba el valor le ayudaba con la raza, con el carácter”

-Curro, tú has matado toros de manera espectacular pero también te has dejado muchas buenas faenas sin coronar.

-He pasado de pinchar toros de puerta grande a llevarme el premio a la mejor estocada en la misma feria.

-¿Eso por qué pasa?

-Porque los mato muy por derecho pero no soy habilidoso. Me empeño en matar los toros de una forma determinada y cuando no entra la espada no tengo otra forma.

-No hay plan B.

-Se podría decir eso.

-¿Tú has dado todo lo que podías en el toro?

-Yo creo que me queda mucho por dar. Mi aprendizaje fue duro, a base de constancia y sacrificio, en muchas ocasiones tuve que darle una patada a las puertas para entrar, pero siempre he ido a más y estoy en ello.

-De Jaén y con dificultades para aprender, con todas las ganaderías que había en tu tierra.

-Yo tuve unos comienzos muy difíciles. Las circunstancias de ahora no tienen nada que ver con aquello. Entonces era como te digo. Los chicos no teníamos las facilidades de ahora. No es una queja. Al contrario, es un orgullo que llevo conmigo.

-¿De qué te arrepientes?

-En líneas generales no me arrepiento de nada. Al contrario. Estoy viviendo una etapa muy feliz de mi vida. Todo lo que tengo se lo debo al toro, así que no me puedo arrepentir de nada.

-¿Mereciste mejor compensación económica?

-Yo he tenido la suerte de saber en cada momento lo que he ganado y nunca he llorado por lo poco o lo mucho que he cobrado. Nunca me sorprendió una cuenta. He sido un privilegiado en ese sentido.

“Cuando decían que mis muletazos eran cortos me ponía vídeos y me daba cuenta de que toreaba con más profundidad que algunos que pegaban naturales o derechazos de tres kilómetros…”

-¿Hormiguita o cigarra?

-No necesito mucho rumbo ni mucha apariencia.

-Tú siempre fuiste con apoderados independientes.

-No solo eso, he sido apoderado por gente que no había apoderado antes a nadie. Quiero decir que le daba mi confianza a las personas por encima de la profesionalidad conocida. Y no me arrepiento, una de las decisiones más acertadas y más bonitas de mi vida fue cuando le pedí a Ignacio González que me apoderase. Aquello me ayudó mucho a crecer como torero y como persona. Y con Joxin te puedo decir que también me ha ido bien.

-¿Alguna vez pensaste que deberías haberte ido con una empresa?

-En algún momento pude pensarlo, pero siempre llegué a la conclusión de que no era lo mío, que en ese caso no hubiese sido yo.

-¿Tuviste ocasión?

-Sí, varias veces.

-¿Te arrepientes?

-No. Elegí ese camino y no he querido salirme.

-¿Es caro?

-Hacer lo que has querido no tiene precio.

-¿Quién te ha hecho la última putada?

-Ni me acuerdo ya.

-Así cualquiera es feliz.

Fotos: ARJONA

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