Tomémoslo así. Como un intermedio en el Gran Festival Mundial de la Ópera Taurina, que se está celebrando en la Plaza Monumental de las Ventas del Espíritu Santo de Madrid, equivalente, por decir algo, al Teatro de la Ópera de Milán. No ha sonado la orquesta, que son los toros, y al barítono que debutaba le faltaban actuaciones para hacer un buen papel en acontecimiento de tan alta categoría. Hay que hacer borrón y cuenta nueva, borremos el día de hoy y sigamos para bingo… Porque, “no me negarás mi dama, que ni este Castella, ni este De Justo ni este confirmante son los que mandan en España…” diremos, parodiando al poema “La Chata en los toros” de Alejandro Ulloa en el que la pregunta se refería a Vicente Pastor.
Repito; tomemos lo de hoy como un Intermedio en el gran festival de la ópera taurina que queremos que sea San Isidro, porque si nos lo tomamos en serio apaga y vámonos. Los bostezos han sido la música que mejor ha sonado durante toda la larga y tediosa tarde. Y si siguen así las cosas, con unas cuantas tardes como esta acabarán sentándose en los tendidos de la Monumental de Las Ventas las señoras abuelas de los abonados… ¡Bueno, y yo también! Que esto es puro vicio y el que más y el que menos estamos prisioneros de él hasta las cachas… Pero ojo al dato, no vayamos a pasarnos de pistonada y traspasemos las líneas que deben permanecer inalterables en un arte tan lábil como es el del toreo. Porque dejémonos de pamemas, a la Callas, Pavarotti y Plácido Domingo, sainetes como el de esta tarde en Las Ventas les hubieran aguantado en lo suyo, uno y el del perdón…
