FERIA DE SAN ISIDRO

La lucidez de Román y la rotundidad de Roca Rey brillan en Madrid

El valenciano cuaja una importante faena en la notable corrida de Adolfo Martín, en la que el peruano roza la oreja y la entrega de Escribano resulta gravemente herida
Gonzalo I. Bienvenida
jueves 30 de mayo de 2019

Fotos: JAVIER ARROYO

Con una expectación desbordada, arrancó la corrida con protestas por la presidencia de Gonzalo de Villa. Madrid se acordó del voluble criterio de la presidencia y no del gesto de Roca Rey (gracias al bombo) de torear toros de Adolfo Martín y más después de su puerta grande. Incomprensible.

El primero tuvo trapío pese a su buena expresión. Chato, acodado, de preciosa cara. Manuel Escribano lo recibió a portagayola, continuó por verónicas en el tercio. Algo abanto fue el de Adolfo, que empujó a media altura en el caballo. Escribano tardó en ver las condiciones del toro, que terminó soseando a media altura dentro de su nobleza. La faena fue larga y plana. Estocada trasera. Silencio tras aviso.

El segundo, fino y muy en la línea de la casa, fue falto de recorrido prácticamente desde salida. Empujó a media altura en el caballo. Román le había dado sitio con el capote tras intentar dos entregadas verónicas. En la muleta se coló las dos veces por el pitón derecho en el arranque de la faena. Aun así Román se puso por ese pitón para iniciar el trasteo. Se volvió a vencer con peligro. Cambió de pitón y el toro comenzó a orientarse también por ahí. Insistió el valenciano hasta la voltereta anunciada. La estocada quedó trasera y perpendicular al perder las manos el toro en el embroque. Tras saludar la ovación del público, Román pasó por su propio pie a la enfermería para ser examinado de un posible puntazo en el glúteo.

Roca Rey aplicó suavidad desde salida a las embestidas del primer adolfo de su carrera. Lo hizo todo para el toro y remató pasadas las rayas. Hasta el ecuador, fue el que mejor colocó la cara en el caballo aunque no empujó con auténtica entrega. Quitó por chicuelinas Manuel Escribano. Tras brindar al Rey Emérito -como sus compañeros- Roca Rey lo embebió en una primera tanda de tanteo. El toro humillaba sabiendo lo que se dejaba atrás. Cuidó mucho la colocación, ganándole la cara en cada muletazo al de Adolfo. Hubo muletazos largos afeados por la cara alta del astado en el último tramo del muletazo. Muy comprometida la labor de Roca Rey. El silencio, de pura expectación, invadió de nuevo la plaza. Por el derecho no tuvo ni uno: se quedó en los tobillos. El recorrido fue menguando y, acertadamente, se fue a por la espada. Estocada tras pinchazo. Silencio.

El cuarto tuvo una presencia de infarto: corniveleto, astifinísimo, ancho de sienes, montado. Lo recibió muy profesional con el capote, empujando la embestida. Remató con una buena media. Bien picado por Juan Francisco Peña. En banderillas, Escribano dejó el primer par muy pasado, el segundo en todo lo alto y el tercero levantó a los tendidos con su clásico quiebro citando sentado en el estribo. Espectacular. Brindó a través de la televisión a su compañero convaleciente Fortes. Se fue a los medios y empezó con un cambiado por la espalda, reiterado a continuación. En el pase de pecho se vio la transmisión del toro. La primera tanda por la derecha tuvo muletazos muy templados, el segundo pase de pecho fue extraordinario. El toro vendía cara cada arrancada. Escribano apostó dejándosela debajo y tirando de la embestida. Por el izquierdo demostró estar más orientado. Volvió a la derecha sin encontrar el acople anterior, ya el toro no era igual y se paró a mitad de viaje. Aguantó estoico Escribano. Se volvió a poner con la mano izquierda y el toro no perdonó: le metió todo el pitón en el muslo izquierdo. Rápidamente comenzó a emanar sangre empapando la taleguilla. La afición en conjunto recriminó a aquellos que se habían metido con Escribano. Román tuvo que despachar al toro. Palmas tras dos avisos.

La seriedad del quinto no estuvo reñida con su preciosa estampa. Badanudo, acarnerado, tocado arriba de pitones. Humilló desde el principio en el capote de Román, que lo recibió genuflexo. Lo hizo bien en el caballo aunque se le picó trasero. Cortó en banderillas pero Raúl Martí resolvió con brillantez. Román brindó al político socialista José Luis Ábalos. En la muleta del valenciano se vio su buena condición humilladora. También la dificultad de frenarse cuando no iba cosido a la muleta. Román entendió el temple del adolfo en derechazos largos y profundos. Se sucedieron entonces dos tandas de pura entrega de toro y torero. El extraordinario toro exigió seguridad en la colocación, en los toques, en la distancia. Román se la dio. Lo pulseó en cada muletazo. La laguna de la faena fue que no encontró la misma rotundidad con la mano izquierda. Remató con detalles por abajo. Se volcó en la estocada. Oreja tras aviso. Una ovación despidió al toro de Adolfo.

El astifino sexto se llamaba Madroñito. Tan de la casa como sus palas hacia el cielo en la línea más asaltillada. Roca Rey lo cuidó en el capote, ayudándole en cada lance, corriendo hacia atrás. En el caballo empujó por abajo. Brindó al público Roca Rey, que inició la faena en los medios sobre la derecha. Hubo tres tandas de asentada cadencia, empujando la embestida hasta el final. El de Adolfo embistió humillado en la primera mitad del muletazo, en ocasiones se aburrió en el tramo final, pero otras veces hizo el avión con soberbia transmisión. Roca Rey lo cuajó, dejándole los vuelos siempre en el morro. Llevando la embestida larga, pasándoselo por la barriga, bajando la velocidad del codicioso albaserrada. Idéntica fue la pureza hallada al natural. Con muletazos cadenciosos, dibujando una circunferencia en torno a su cuerpo (como en aquel cambio de mano de la tercera serie). Inteligente en la medida, en los tiempos, en planteamiento. La faena iba camino de las dos orejas. Un pinchazo previo a la estocada desprendida diluyó la euforia. Se pidió una oreja pero el presidente decidió injustamente no concederla.

Madrid. Jueves 30 de mayo de 2019. Feria de San Isidro. Toros de Adolfo Martín. Bien presentados y de importante juego. Destacó el completo 5°. También dieron un gran juego el encastado 4° y el codicioso 6°. Manuel Escribano, silencio tras aviso y herido; Román, saludos, palmas tras dos avisos en el que mató por Escribano y oreja tras aviso; Roca Rey, silencio y saludos tras petición. Entrada: Lleno de “No hay billetes”.

PARTE DE ESCRIBANO. “Herida por asta de toro en cara interna 1/3 medio muslo izquierdo con una trayectoria hacia externo craneal y posterior de 25 cm que produce destrozos en musculatura aductora, vasto interno, contusiona vena femoral, lesiona colaterales, rodea cara posterior de fémur y alcanza cara posterior 1/3 superior del muslo. Es intervenido en la Enfermería de la Plaza de Toros. Se traslada a Clínica Fraternidad Muprespa Habana. Pronóstico: Grave. Fdo: Dr. Máximo García Leirado”.

PARTE DE ROMÁN. “Herida por asta de toro en región glútea izquierda de 5 cm, hacia línea media que lesiona fascia superficial y glúteo mayor. Pronóstico leve, que no le impide continuar la lidia. Es intervenido bajo anestesia local. Fdo: Dr. Máximo García Leirado”.

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