Compruebo un toreo cada vez más atlético. Los toreros, de atrás a esta parte, son cuasi atletas de elite enfundados en un vestido anti atletismo. Hay una paradoja que voy explicándome poco a poco que consiste en prepararse mucho y correr mucho, para quedarse muy quieto. Porque el mejor toreo es cuando el cuerpo no se mueve sino que se encaja y surge el juego de manos, brazo y cintura. Yo comencé en esto del toreo cuando las figuras entrenaban mucho de salón y entrenaban aún más la mente: hablaban de toros, mamaban cultura taurina. No corrían tanto por los cerros.
Lea AQUÍ el artículo completo en su Revista APLAUSOS Nº 2180
Lea AQUÍ el artículo completo en su Revista APLAUSOS Nº 2180 para iPad
Lea AQUÍ el artículo completo en su Revista APLAUSOS Nº 2180 para Android