PALMA DE MALLORCA

Arrollador Fandi en el feliz regreso de los toros a Palma

El granadino, en su versión total, sale a hombros en un Coliseo Balear entregadísimo; Virgen María lidia un gran toro, Oreado, al que se le dio la vuelta al ruedo tras pedírsele el indulto
José Ignacio Galcerá
viernes 09 de agosto de 2019

Fotos: ARANDA

Una explosión de júbilo estalló en la plaza cuando asomaron los toreros. Se palpaban las ganas de toros en Palma de Mallorca. Los gritos de ¡Libertad, libertad! surgieron espontáneos entre las fuertes ovaciones guardadas desde hace un año.

Un suspiro le duró el primero a Morante de la Puebla. El toro, de Virgen María, fue tardo y apenas pasaba. Algún esbozo al natural antes de abreviar. No lo vio nada claro con la espada.

El quinto dijo entre poco y nada. No tuvo fortuna con el lote Morante, que aun así dejó detalles muy toreros, como el inicio por alto a dos manos, los molinetes enfibrados del cierre o las graciosas salidas de la cara del toro. En una de ellas, el de Parladé, le echó mano en una fea voltereta. El público reconoció el esfuerzo del sevillano con una ovación.

Majestuoso y templado fue el saludo a pies juntos de El Juli. Y atronadora la ovación tras el brindis en los medios con el público en pie. El madrileño sacó a relucir su versión más artística. Relajado, abandonado por momentos, con la figura erguida. El pulso justo ante un toro con calidad y de buena condición. Un pinchazo previo a una estocada que hizo guardia le privó de tocar pelo.

El Juli manejó de nuevo el percal con suavidad. Esta vez con el compás abierto las verónicas. Este sexto, si bien tuvo nobleza, le faltó romper de verdad hacia adelante. Tuvo el fondo justo. Julián lo llevó siempre a su altura, sin apretarle, en una labor de buen oficio y disposición. Mató de buena estocada y paseó una oreja.

Antes de la salida del tercero, de nuevo gritos de ¡Libertad, libertad! Parecieron espolear a El Fandi, aunque no le hace falta mucho al granadino para armar un alboroto. Fandila sacó todo el repertorio. Dos largas de rodillas antes de un saludo, también de hinojos, que tuvo categoría a la verónica. Luego, las chicuelinas al paso y las lopecinas. Y el lío con las banderillas. Cuatro pares y unas facultades asombrosas para dominar terrenos y juguetear con el toro con apabullante facilidad. Fue el colaborador perfecto el de Virgen María, de excelente tranco, humillador, de profundo pitón derecho y calidad. Y notable fondo. La explosiva apertura en los medios de rodillas y girando sobre las mismas dio paso a una faena templada y de largo metraje. Aguantó el toro la exigencia de El Fandi. Y se desató la petición de indulto, que fue in crescendo. Como la tremenda bronca del respetable. Montó varias veces la espada el granadino y otras tantas el palco hizo el gesto de que entrara a matar. La confusión de pañuelos que eran avisos hizo crecer el malestar del público. Enterró la espada Fandi. Sobraron los insultos al palco, que se repitieron en dos ocasiones. Las formas en el toreo, pese a las discrepancias, nunca se deben perder. El toro fue premiado con la vuelta al ruedo y El Fandi paseó las dos orejas entre clamores.

El séptimo de la noche, con el hierro de Juan Pedro Domecq, fue un toro noble y de buena condición. El Fandi, con el público entregado a él, no se dejó nada en el tintero. De nuevo la espectacularidad en el segundo tercio y una faena larga, abundante y ligada. Lo dio todo el granadino, que correspondió al cariño que le profesa esta plaza. La oreja redondeó su noche.

José María Manzanares cimentó su faena al cuarto sobre la diestra, por donde el toro tuvo transmisión y humilló. El alicantino dejó su impronta, siempre elegante, en el toreo en redondo, que surgió ligado y despacio. La estocada, contundente, le entregó en la mano la oreja.

El que cerró plaza salió suelto y desentendido en los primeros tercios. Cuando se quedó solo con el matador, embistió con un ritmo especial. Manzanares tuvo el mérito de sujetarlo primero. Y de torearlo con un temple exquisito despúes. Muy despacio. El alicantino revistió todo de un empaque y un gusto deliciosos. Un pase de pecho, de pitón a rabo, duró una eternidad. Los mejores muletazos de la noche surgieron de sus manos. Esta vez, la espada, no viajó certera en la suerte de recibir.

Palma de Mallorca, viernes 9 de agosto de 2019. Toros de Juan Pedro Domecq (6º, 7º y 8º), Parladé (5º) y de Virgen María (1º, 2º, 3º y 4º). Correctos de presentación y desiguales de juego. El mejor, el tercero, excelente, número 95, de nombre Oreado, guarismo 2015, negro de capa y de 500 kilos, premiado con la vuelta al ruedo; de buena condición el segundo; con transmisión y buen pitón derecho el cuarto; el sexto, de notable ritmo, a menos; deslucidos el resto. Morante de la Puebla, silencio y ovación; El Juli, ovación y oreja; El Fandi, dos orejas tras dos avisos y oreja; José María Manzanares, oreja y ovación. Entrada: Más de tres cuartos.

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