La Pincelada del Director

El de La Puebla en La México ¡ooooh!

¡Qué bien torea Morante! y qué poco embisten aquellos toros, también qué poco imponen. Me sigo preguntando cómo se pondría esa plaza con un toro bravo embistiendo con brío. Ni grande ni chico, solo embistiendo, que es la primera obligación del toro. Dejarían de levantarse a por palomitas. Eso seguro. Tan seguro como que Morante torea como nadie, si acaso como los ángeles
José Luis Benlloch
lunes 18 de noviembre de 2019

Otra semana con miga. Empezó la noche del domingo en La México. ¡Qué bien torea Morante! y qué poco embisten aquellos toros, también qué poco imponen. Me sigo preguntando cómo se pondría esa plaza con un toro bravo embistiendo con brío. Ni grande ni chico, solo embistiendo, que es la primera obligación del toro. Dejarían de levantarse a por palomitas. Eso seguro. Tan seguro como que Morante torea como nadie, si acaso como los ángeles. Si toreará bien que emociona sin toro. Eso solo está al alcance de los elegidos. Es uno de los indicadores que sirven para catalogar a los toreros. En otros casos o emociona el toro o te matan de aburrimiento. Aceptando pues que el toreo es cosa de dos, del toro y del torero, que ambos tienen que poner su parte alícuota, lo justo sería mitad y mitad, en ocasiones el equilibrio se descompensa, y como en el caso que nos ocupa llega el de La Puebla y por el arte de birlibirloque, por esa torería -¿o es magia?- que Dios le dio, nada por aquí, nada por allá, quiero decir sin toro que le tosa, hace que un escalofrío te recorra el cuerpo. Eso qué es…, se preguntará alguno. Es el toreo, contestará alguien pero no lo tengo muy claro, sin toro no hay toreo, así que convengo en que aquello es Morante, moranterías, brujerías… A mí me gustan, miro el resto del paisaje y me gustan más. Y todo seguido me tengo que preguntar cómo se pondría el foro mexicano si se lo hiciese a un toro de los que embisten con brío… si hiciese lo que ya hizo muchas veces, más que ningún otro de los de su particularísimo género, en España. De momento, en pleno invierno, verle hacer lo que hizo en La México es un gustazo. Más aún, pura ambrosía. ¡Otra ración, por favor! Y como no hay quien le tosa en lo suyo… lo compro. Pasa que como dijo uno de sus colegas cuando nos relamíamos los labios después de seis muletazos sublimes en un arranque de faena en la Maestranza ¡Ea, eso es lo que hay!… Y no hubo más. Pena.

Si toreará bien ese Morante que emociona sin toro, por el arte de birlibirloque, por esa torería -¿o es magia?- que Dios le dio, nada por aquí, nada por allá, quiero decir sin toro que le tosa, hace que un escalofrío te recorra el cuerpo…

En la miga de la semana hubo también presentaciones, cursos, reconocimientos, números, naturalmente cambios de apoderado… de todo un poco. No ha sido una semana de baldío informativo, no ha dado grandes titulares pero no la echen en saco roto, muchos pocos así hacen un mucho solía decir un ganadero de Linares que con esa filosofía acabó haciendo muchos muchos. Citadas por ese mismo orden, presentaciones, cursos, reconocimientos… aparece Bilbao y la presentación de lo que se quiere que sea Bilbao. BIVA se llama ahora, si dejamos aparte la ortografía, tan machacada en las redes, y nos quedamos con la fonética es justo lo que deseamos, que siga viva y por muchos años la que ha sido y debe seguir siendo la referencia taurina del norte, un traspiés de BIVA estrellaría definitivamente el norte, así pues que viva y si es de ley que la dejen vivir, exigida pero tranquila.

¿Eso qué es?, se preguntará alguno. Es el toreo, contestará alguien pero no lo tengo muy claro, sin toro no hay toreo, así que convengo en que aquello es Morante, moranterías, brujerías… A mí me gustan, miro el resto del paisaje y me gusta más

Los médicos de los toreros fue otro de los temas, los médicos y sus ansias de mejorar que les han llevado a franquear las puertas de la Universidad que los prejuicios le tenían cerradas como si atender toreros quedase fuera de la deontología o al margen del código hipocrático. Lo lograron y ha acabado siendo un auténtico éxito con derecho a repetición, por decirlo en términos taurinos, el que triunfa repite y como el triunfo tiene mucho encanto aumentarán las adhesiones, esperemos que también los padrinazgos. Lo de Valencia puede, debe ser, el comienzo de la normalización de una asignatura hasta ahora demasiado dependiente del voluntarismo de los doctores. Viendo a Caballero y a Mariano, auténticos resucitados, dando los primeros pasos, escuchando la discreción de Val-Carreres y García Padrós hay que convenir que la ciencia en estos casos tiene también mucho de magia. Esa gente se lo merece todo, sobre todo medios y formación para los que llegan. ¿Se darán cuenta los toreros?… Deberían tomar conciencia, es sencillo, a más formación, más seguridad. Tan solidarios ellos, cosa que les honra, con cuestiones ajenas a la profesión, no estaría de más que volviesen la mirada a lo propio. Un festival allanaría mucho el camino iniciado en Valencia.

Bilbao se llama ahora BIVA, si dejamos aparte la ortografía y nos quedamos con la fonética es justo lo que deseamos, que siga viva y por muchos años. Un traspiés de BIVA estrellaría definitivamente el norte. Así pues que viva y si es de ley que la dejen vivir, exigida pero tranquila

Cuadri fue otro de los temas de la semana, Cuadri y su gente, que es mucha y bien ganada, pusieron broche de honor a la trayectoria de un gran personaje, el hombre que puso a Trigueros en el mapa y apostó por la honorabilidad, la propia y la del toro; seguramente el ecologista más auténtico y más discreto, seguramente; buen compañero, con capacidad de autocrítica cuando llegaba el caso, amigo de los amigos, con modelo de toro propio… Dicho lo dicho es evidente que el homenaje ha sido justo, merecido y oportuno.

Valencia y su universidad, sus bous al carrer, sus números traducidos a euros ha sido otro alegrón semanal. Lees el informe que adelantó José Ignacio Galcerá en Las Provincias y hay que valorarlo como un tesoro del que presumir y con el que hacerse fuertes ante los que pretenden dinamitar la tauromaquia. Trescientos millones de euros anuales de impacto no es cuestión baladí en tiempos en los que se adormece la economía, y lo mismo digo de los 3.095 empleos anuales adicionales que genera el bou en la Comunidad Valenciana. No se trata de una ensoñación de aficionados, subraya Galcerá, las cifras tienen el rigor y la autoridad que da un estudio de la Facultad de Económicas encargado por el departamento de la Generalitat que dirige José María Ángel. En el mismo se habla igualmente de la interrelación social que genera entre la gente joven que no se consigue en otras actividades y descubre -¿quién dijo que el toreo era cosa de viejos?…- que el 75% de los asistentes tiene entre 16 y 44 años. Eso y algo más que no valora el estudio y es especialmente significativo, que todo sucede en paz, sin algaradas ni ultras ni radicalismos, al punto que me pregunto si estos chicos no serán de otro planeta si hacemos una traslación a lo que sucede en otros espectáculos… No importa, esa batalla, esa es la pena, la de lo progre, lo correcto, la de la excelencia moral, la del buenismo y la superioridad ética, la ganaron ellos, mejor: se la adjudicaron ellos desde el principio. Lo hicieron y lo hacen por lo civil o por lo criminal, es su tremenda y fanática contradicción. Son esos estilos de vida imperantes, los de la mentira y la falacia repetidas mil veces, los que han conseguido satanizarnos. Ellos tan laicos…

El curso posgrado de los cirujanos en Valencia ha acabado siendo un éxito. ¿Se darán cuenta los toreros?… Deberían tomar conciencia, a más formación, más seguridad. Tan solidarios ellos, no estaría de más que volviesen la mirada a lo propio y ayudasen…

Y no me he olvidado de los apoderamientos. Sigue habiendo cambios, Curro Díaz y Moral han sido los últimos pero falta la pieza gorda y todos miran a Talavante. Hace falta que vuelva, a los toreros como él siempre se les extraña. Al cerrar esta columna he vuelto al principio. Va a comenzar la corrida de La México. Los tendidos muestran las cicatrices que deja domingo tras domingo la falta de toro. Una divisoria que les aleja de lo que felizmente todavía es el toreo a esta parte del océano.

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