Nunca había sentido estas sensaciones. El afecto de tanta gente, la complicidad con el programa de tantos oyentes. Hasta que no llega un parón o un cambio no puedes saber lo que piensa de verdad la gente, el lector, el oyente. Yo sabía que éramos muchos pero somos muchos más. María José Ruiz, Gonzalo Bienvenida, Carmen Peinado, David Casas, José Luis Benlloch, Alfredo Relaño, Padilla, Cuberta, José Luis del Serranito, Paco García…, todos los compañeros que trabajaron durante casi cincuenta años en la televisión y en el programa Los Toros. Los corresponsales y sobre todo, los oyentes. En este momento, y sigue, hay un millar de mensajes de oyentes que sienten que les han robado algo. Es el mejor precio, el mejor regalo que puede tener un periodista. Aprendí en el diario Pueblo con Raúl del Pozo, con Pérez Reverte, con tantos grandes, que lo único verdadero es contar a quien te oye o te lee las cosas como son. Y no les puedes engañar nunca. Te podrás equivocar, claro, pero el engaño es algo mucho peor.
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