La Pincelada del Director

Lágrimas por San José, gozos por Resurrección

La novedad en Valencia está en el cambio de secuencia. Siempre se programaban las ferias de menos a más, pero la empresa ha cogido el tablero y lo ha inclinado hacia el lado contrario y a San José, tan torero, tan apetecido siempre, lo han desnudado y le han dejado temblando en su orgullo
José Luis Benlloch
lunes 03 de febrero de 2020

Ya hay carteles de Fallas aunque no haya confirmación oficial ni tampoco fiesta de presentación a la que tanta importancia se le quiere dar. El emplatado por encima del guiso. O el emplatado para disimular el guiso. Ese es uno de los desajustes que traen los tiempos modernos. Será la fuerza del canapé. Será eso. La feria está bien, en líneas generales. Con carteles muy logrados. El mano a mano Ponce/Aguado; el regreso de Roca, una garantía en Valencia además de un imán; la terna Ferrera, Morante, Manzanares, puro lujo… Oigan, lo que toca en una feria como la de Fallas. Hay que decir que no se ha salido un ápice de lo que se fue sabiendo a lo largo de las largas negociaciones. Faltaba El Juli mediado el mes de enero y siguió faltando al final. No hubo milagro ni acuerdo ni al parecer voluntad de las partes. Escrito en plural. Algo parecido ha pasado con Ureña en Olivenza. Uno no es Papa para repartir culpas, conceder disculpas o bulas ni mucho menos para negar el derecho a defender los intereses de cada cual, pero faltar faltan.

El sorpresón de Sevilla se llama Talavante. Alegría grande. Los nubarrones que pronosticaban una temporada a lo JT, es decir breve, aliviada y muy, muy calculada, parecen languidecer. Comienza compitiendo al máximo nivel y, consecuentemente, con la máxima expectación

La novedad en Valencia está en el cambio de secuencia. Siempre, parecía ley de obligado cumplimiento, se programaban las ferias de menos a más por razones obvias, en el toreo es el abecé, las faenas deben ir de menos a más o ruina; las corridas se sueltan de menos a más o ruina; y las ferias más de lo mismo; y lo mismo sucede en el teatro, los momentos más interesantes llegan en el acto final y suele ser lo que se recuerda y ya no digamos en las revistas musicales cuando aparecen las vedette, todas juntas y el personal se va con sensación de plenitud, es lo que llaman la apoteosis final; sucede también en las mascletaes, tan de Fallas, el final es lo que te hace temblar y lo que se recuerda; pero, será también cosa de los tiempos modernos, la empresa ha cogido el tablero y lo ha inclinado hacia el lado contrario y a San José, tan torero, tan apetecido siempre, lo han desnudado y le han dejado temblando en su orgullo. Si alguien dudaba sobre su torería se lo han cargado. Cuestión de sensibilidades. Dice el empresario que por San José no quiere torear ni el santo, con todo el respeto no me lo creo… influyen tantas cosas antes que el santo. Todo lo dicho no significa que la terna del día de San José no tenga derecho ni tenga legitimidad, tampoco que le falte motivos para torear en Fallas ni que no vaya a estar bien, quite usted, no desearía otra cosa que su triunfo, solo que a día de hoy no es la terna ad hoc para revitalizar la festividad que hasta no hace tanto ha sido santo y seña de una de las grandes ferias. Eso lo sabe el mundo mundial. Y si en el toreo, manifestación tan litúrgica, a las primeras de cambio entregamos los símbolos algo falla.

En Abril van a estar todos. Se adivina un abono al más puro estilo sevillano: carteles redondos, repetición de figuras, exactamente lo que ha sido siempre esa feria, todo lo cual no impide que surjan voces disgustadas. De otra manera esto no sería el toreo

La feria de Sevilla también se va cociendo. Esta con sorpresón. La noticia se llamó y se sigue llamando Talavante. Una alegría grande. Los nubarrones que pronosticaban una temporada a lo JT, es decir breve, aliviada y muy, muy calculada, parecen languidecer. Comienza compitiendo en España al máximo nivel y, consecuentemente, con la máxima expectación. ¿A ver quién dice lo contrario?… Sevilla, la Maestranza, Domingo de Resurrección, Morante, Roca, algo así pide focos, todos los del mundo. Tanto que su vuelta en Arles ha perdido protagonismo aunque no el honor ni el mérito empresarial de haber conseguido la premiere. La movida sevillana no se acaba con el cierre del cartel, todos los relacionados con esa primera tarde han tomado sus precauciones para evitar las salpicaduras que se han levantado con la ausencia de Pablo Aguado de tan emblemático día. Nadie quiere ser responsable. Tampoco nadie recuerda, misterio o no tanto, que una ganadería tan apetecida y de tanta regularidad en el triunfo haya levantado semejante revuelo por no matarla. Lo mejor, por el momento, es que la gresca no va a tener bajas en la feria, al final van a estar todos, y se adivina, salvo hecatombe, un abono al más puro estilo sevillano. Carteles redondos, repetición de figuras, exactamente lo que ha sido siempre esa feria, basta con asomarse a las hemerotecas para comprobarlo, todo lo cual no impide que surjan voces disgustadas. De otra manera esto no sería el toreo. Para más detalles, programas de mano, se solía decir. Ahora toca esperar, Ramón Valencia sigue reuniéndose. Por cierto Domingo de Resurrección es lo que es, un tesoro, porque se empeñaron en cultivarlo con carteles de máximo rango. San José llora.

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