El peto, entre la seguridad y la comodidad

Juan Cristóbal García
jueves 01 de septiembre de 2011

En los años 90 se instauró el peto tal y como lo conocemos en la actualidad. La necesidad de adaptarse a la legalidad, que exigía un peto de un peso menor a los 30 kilos, hizo que se probara con varios materiales hasta que al final se impuso el peto elaborado con kevlar, el mismo tejido con el que se hacen los chalecos antibalas.

Este es el peto más utilizado, aunque en Francia, sobre todo Alain Bonijol, siguen probando con nuevos materiales que proporcionen un peto más ligero y flexible. “Para mí -argumenta Bonijol- el peto tiene que ser primeramente una protección que no puede tener fallos. Los petos antiguos pesaban 50-60 kilos y no eran seguros para los caballos. Luego con la nueva ley de petos de menos de 30 kilos introduje mi peto de 25 kilos que ha sido muy beneficioso para la suerte de varas. Ahora estoy con un peto más ligero y flexible y hemos hecho la demostración en Bilbao de que es seguro y permite al toro que pelee y el caballo se mueve mejor”.

Aunque este nuevo peto no acaba de ser del gusto de algunos picadores. “Yo particularmente, -puntualiza el picador Diego Ortiz- prefiero el peto de Jerez, para mí es el mejor. Ahora parece que se hable mucho del francés pero el de Jerez es flexible, seguro y cómodo para el caballo. El francés es más ligerito pero para el caballo es mejor el otro para los golpes. Creo que con el francés el caballo sufre más que con el de Jerez”.

Chocolate hijo aporta un dato más a favor del peto más extendido: “El de siempre me gusta más porque el toro cuando embiste se agarra más al peto. El francés, al tener menos cuerpo, resbala más y el toro no puede empujar bien y da cabezazos”.

Los responsables de otras cuadras también apuestan por el tradicional: “El peto que se está gastando ahora es ideal porque el caballo es movible y está seguro. Tampoco tienen que ser más ligeros, porque el golpe que reciben es fuerte y tienen que tener algo que pare ese golpe y no produzca lesiones. Ahora está equilibrado, se le tapa las manos y es flexible y seguro. Es muy desagradable que los caballos se hagan daño”, sostiene Guillermo Navarro. “Para mí -añade José García “El Puyero”- el kevlar es inmejorable”.

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