En agosto se cumplirán 25 años desde que José Miguel Arroyo “Joselito” adquiriera su primera ganadería. Con sólo un año como matador de toros consiguió con su primer dinero cumplir uno de sus sueños. Comenzó con la sangre Núñez pero no le acabó de convencer y acudió al encaste Domecq...
En agosto se cumplirán 25 años desde que José Miguel Arroyo “Joselito” adquiriera su primera ganadería. Con sólo un año como matador de toros consiguió con su primer dinero cumplir uno de sus sueños. Comenzó con la sangre Núñez pero no le acabó de convencer y acudió al encaste Domecq. Eligió lo mejor de varios hierros hasta que por fin seleccionó lo que iba buscando. Retirado ya de los ruedos y volcado plenamente en su ganadería, comienzan a verse los frutos de un toro que está comenzando a definirse y a tener personalidad. Con sus dos hierros de El Tajo y La Reina está consiguiendo que su toro lo maten las figuras por su clase, pero que también sea solicitado por los públicos por su raza y transmisión. ¿Quién dijo que los toreros no podían ser buenos ganaderos?
“Me gustaría vivir en la finca de Cáceres para manejar más la ganadería, pero quiero más a mis dos niñas y mi mujer”
“Con la brucelosis nos mataron 3/4 de la ganadería. Fue horroroso ver cargar 150 vacas con sus crías para llevarlas al matadero”
“Gracias a la inseminación artificial y la ayuda del colombiano Diego Blanco Mateus, hemos logrado mantener la vacada”
“Me gusta el toro que cumpla con las tres ‘E’: enrazado y enclasado para ser extraordinario. Combinar casta y clase es un sueño que me gustaría alcanzar”
“No he encontrado el tipo de toro que quiero en mi ganadería, pero a partir de ahora hay que intentar darle forma a la morfología”
“El toro debe ser bajo pero serio, con la cara cerrada y acodado con los pitones hacia arriba. Que enseñen las palas”

