La historia de las novilladas de San Fermín a lo largo de las últimas tres décadas es particular. Sin contar una fugaz salida en 2010 del Marqués de Domecq, y con la histórica ganadería en plena liquidación, década y media de hegemonía de tan solo dos hierros: Miranda de Pericalvo y El Parralejo. Sangre Jandilla por vías distintas: lo de Miranda, a través de Montalvo; lo de El Parralejo, apéndice de primera mano y pata negra de Fuente Ymbro. El sello Jandilla implica hechuras y movilidad, y, además, poder y trapío suficientes. Todo eso, dentro de los límites de la edad: tres años.
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