He repetido mil veces que hay un trío de torerazos maltratados que harían felices a muchos aficionados. Qué tal ese Juan Mora, ese Finito de Córdoba y ese Curro Díaz con una de Cuvillo. Yo no sé si cortarían alguna oreja, pero torear, lo que se dice torear, estoy seguro de que nos llenaban los ojos y la memoria
Hay algún rayo de luz nuevo, es verdad. Pero mantenemos en el taurinismo el horrible hábito del canibalismo. No antropófagos que eso sería: animales que son capaces de comerse a los humanos. Canibalismo taurino es lo que practicamos. Nos comemos (ahora en sentido figurado) a nuestros héroes, incluso a nuestros ídolos, incluso a los que merecen honor, gloria, respeto y justicia. Y uno de estos últimos al que le cuadran las cuatro últimas palabras es David Mora. Lo tiene todo para ser un ejemplo y no cerrarle ninguna puerta. La historia le avala.
Aquella tarde en Madrid a portagayola estuvo (palabras de don Máximo) a cinco minutos de irse para siempre, de apagarse. Tuvo a su favor la cercanía del quirófano, la sapiencia de los compañeros que lo llevaron hasta la enfermería, las manos de don Máximo y su equipo y el quite de la providencia que no tengo claro que sea divina pero sí que existió ese y otros días.
Cualquier otro ciudadano, en las circunstancias de David quedaba vivo, sí, pero marcado para toda su vida. Y Mora tuvo la pasión, la fe, la afición y los cojones para darle la vuelta a la tortilla del destino. Paciencia, fuerza, capacidad para remontar aquella pared que la brutal cornada le había puesto en su futuro. David, paso a paso, iluminó el milagro sólo reservado a los toreros más capaces. Y volvió.
Volvió con todos los milagros en su esportón. Hecho, con gusto, con cabeza, con valor, con personalidad, con torería y por si faltaba algo, con una puerta grande en San Isidro. No le faltaba nada para abrirle los caminos.
Y no ha sido así. Poco y cicatero. Mucho menos de lo merecido. No es que le hayan regalado nada. Es que se lo han hurtado. Y eso no habla bien de los que imparten justicia. Y dicho en taurino: de los que reparten contratos. Y si no nos damos a valer los de dentro, cuando es más que justo, ¿qué coño vamos a pedir a los de fuera? Todos estamos en deuda con David.
LOS NUEVOS Y NO TAN NUEVOS QUE ESTÁN DANDO QUE HABLAR
Es verdad que el cóndor peruano (RR) vuela alto y, a más de todas sus virtudes, (o precisamente por ellas) va a ser muy taquillero, muy importante. Es verdad que Alberto LS es el que ha abierto los caminos de la renovación y está aquí para quedarse por derecho propio… hay muchas verdades pero ahora huele a vuelo alto un águila mexicana. Lo de Luis David Adame es otra bocanada de ilusión. Y va a ser de esos toreros que si llegan (eso es lo difícil) son líderes. Su difícil facilidad. La cantera hispana anda pletórica y ahora se unen Perú y México. Ojalá que llueva café y nos traiga otro César colombiano. Y que retornen a la primera fila la Venezuela triste y el Ecuador entrañable. Pero ni Colón, ni toda su corte, ni los toros que cruzaron el océano viajaron en balde. La herencia siglos después florece las semillas del pasado.
He repetido mil veces que hay un trío de torerazos maltratados que harían felices a muchos aficionados. Qué tal ese Juan Mora, ese Finito de Córdoba y ese Curro Díaz con una de Cuvillo. Yo no sé si cortarían alguna oreja, pero torear, lo que se dice torear, estoy seguro de que nos llenaban los ojos y la memoria. Algún día.
Mi eterno chapó a Francia. Por todo y por mucho. De Bayona a Istres, plazas grandes y plazas chicas. Todo tiene sentido y admiración. En Mont de Marsan (de las más recomendables) hubo tardes de triunfos grandes con Manzanares y Roca Rey. Y llenos. Pero lleno también con el simple atractivo de los Cebada Gago. Lleno con Curro Díaz, Rafaelillo y Pérez Mota. ¿En España cuánta gente habría? Y dos tercios largos en una nocturna con novilleros, con Aguado, Colombo y Younes y el éxito de una ganadería de un tal Raymond que se anuncia como Virgen María. Merci Francia.
Y una avalancha de noticias deja el rescoldo del julio valenciano. La resurrección ya confirmada de Román, que ha explotado con una seriedad incuestionable. Rubén Pinar es otro que sale del purgatorio. Y un toro sobrero que iba ya casi a las calles porque estaba cerca de los seis años y la jubilación, pone en valor la ganadería de un sabio apellidado Algarra. Mientras Roca Rey revienta Roquetas y lo que le pongas por delante. Cinco trofeos en dos toros para el cóndor peruano que vuela ya por encima de casi todas las cabezas. Pero no perdáis de vista a López Simón, más hormiga que cigarra pero incansable.
Lamelas se jugó la vida en Mont de Marsan con Miura, valor y dolor. José Antonio Chopera le ha prometido que toreará en Madrid. Bravo el taxista.
EL MADRID DE LOS SACRIFICIOS DE LOS NOVILLEROS
Honor a David Mora. Nada le han regalado. Y a Perera y a Manzanares y a un Talavante con más fondo que espada. Y el dolor y el respeto para Pablo Belando, herido de alta gravedad en el Madrid de los sacrificios de los novilleros. Tulio Salguero y Miguel Maestro, tan poco rodados y triunfadores con oreja en Las Ventas. Hay cantera y hay milagros. Y hay un personaje al que cada día valoro más. Por honesto, por trabajador, por torero y por buena gente. Es Manuel Caballero. Lo bordó en Roquetas, en Albacete, donde lo pongas. Tiene mucho más fondo que escaparate. Y en estos tiempos eso es un milagro. Buen agosto.
