Gracias, muchas gracias a todos. A quienes comparten mi opinión sobre el latinoché que merodea como las ratas, alrededor del toreo para vivaquear al amparo de sus bien pagadas ideas prohibitorias...
Gracias, muchas gracias a todos. A quienes comparten mi opinión sobre el latinoché que merodea como las ratas, alrededor del toreo para vivaquear al amparo de sus bien pagadas ideas prohibitorias, y a los que están de acuerdo con el quehacer del espontaneo–quizás el más encarnizado enemigo de la Fiesta en toda su historia-que le ha brotado al toreo actual como un divieso emponzoñado. A los primeros porque su aliento nos da ánimos para seguir luchando por nuestra cultura sin bajar la guardia, por mucho que traten de utilizar una de sus más tradicionales manifestaciones, para tapar otras falacias de mayor fuste que tienen a este país y a toda la cultura occidental contra las cuerdas.
A los segundos, porque su lenguaje indisimuladamente insultón e intransigente nos afianza en nuestro criterio de que su postura es puramente política, pues utilizan el toreo para disimular sus ideas y principios disolventes que atacan directamente al progreso social y económico de los pueblos. No les importa la salvajada de "los niños de la guerra", ni que se cace a los jabalíes con arco y flechas, ni que se envenene masivamente a las palomas de grandes ciudades como Barcelona. ¡Pobrecito el indefenso toro de Walt Disney! Ese que dice Mosterín que es un "herbívoro pacifico". ¡Vaya tropa!
