La temporada de México ha sido la prueba del algodón para el difícil momento que atraviesa la Fiesta de los Toros. El cemento y la tristeza era el denominador común de las plazas de aquella república hermana, hasta que cruzaron el charco los toreros europeos. Podríamos decir españoles pero el lugar que ocupa Castella en el escalafón de los matadores de toros ensancha el espectro geográfico en relación con los toreros que han atravesado el Atlántico.
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