La semana llegó remansada, sorprendentemente remansada, a una de las curvas más peligrosas de la temporada, qué digo de la temporada, de las últimas temporadas, del último lustro o más aún teniendo en cuenta cómo está el patio político y lo que va a suponer en ese ambiente la influencia de Las Ventas para el resto de las plazas. Cuando esta revista vea la luz apenas quedarán unas horas para saber quiénes y con qué ofertas se presentan al concurso de Madrid, como se dijo tantas veces algo así como la Moncloa del toreo. Estamos por tanto ante una investidura, la otra investidura. Choca tanta calma después de tanta queja a cuenta del pliego de condiciones. Y no choca menos que en plaza tan apetecible, el sueño de tantos y tantos años, se prevean tan pocas apreturas en la ventanilla de registro. Ni siquiera la rumorología de los últimos días daba para grandes titulares ni señalaba grandes alianzas salvo las de carácter azteca tan recurrentes en las últimas temporadas. En este mundillo ya hace tiempo que no se tiene una iniciativa que no parta de una alianza con los mejicanos, así en abstracto, va con los mejicanos dicen. Quién lo ha visto, al mundillo en general y a Las Ventas en particular, y quién la ve, tan disputada siempre, tan reñida, tan guerreada y ahora tan mansa… Son los tiempos, será eso pues.
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