La semana ha dado para mucho. Cual si viviésemos los momentos más intensos del toreo. Estamos vivos sin que ello quiera decir que debamos desentendernos de los anti que no cesan. Ahí está el Pacma haciendo el gran esfuerzo nacional -y pinchando- para alcanzar su gran objetivo, asolar el toreo, objetivo que le ha puesto en bandeja una clase política que apenas mira más allá, olvídense de que lean pongo por caso, extraño vicio burgués para ellos, o que se esfuercen en resolver los problemas vitales del país, ni siquiera que pregunten por quienes les han traído hasta aquí, les decía que ellos, los políticos en general, apenas miran más allá del lugar donde asentar sus posaderas, defender su manduca y cobrar su nómina, consecuencia de todo lo cual ha sido la aproximación de la Tauromaquia a este despeñadero del que nos tenemos que salvar nosotros mismos. Pues pese a ellos, el latido taurino esta semana ha repicado a esperanza y nos ha retrotraído a los mejores tiempos.
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